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Para Julio César Franco, aquel pelotero que dé positivo a esteroides luego de establecerse el programa antidopaje de las Grandes Ligas no pertenece al Salón de la Fama de Cooperstown. “Es simple, si son consumidores confesos o fueron suspendidos después del 2003 que se estableció la política antidopaje, no debe estar en Cooperstown”, dijo Franco en una entrevista para el programa La Semana Deportiva, que produce Héctor J. Cruz junto a Bienvenido Rojas, Mario Emilio Guerrero y Dionisio Soldevila en el canal 13 los domingos de 12 a 2 de la tarde.
Franco entiende que aquellos que aparecen en el listado de los 104 que arrojaron positivo en el 2003 no deben ser medidos por esa vara ya que no había regulaciones al respecto. “En los 90 empezó una fiebre de jonrones que rompió con el lazo del juego pequeño y muchas otras cosas, pero si te fijas, no era lo mismo con los jugadores de los 80”, agregó el veterano pelotero. Franco también habló de su éxodo a Asia y México luego de la temporada de la huelga, que lo alejó de la Gran Carpa y limitó sus chances de llegar a tres mil hits en las mayores.
“Cuando llegó la huelga yo era agente libre y en Japón me ofrecieron siete millones de dólares por una temporada. Después que volví me encontré con que no había trabajo para mí. Los equipos no me ofrecían trabajo porque me fui a Japón”, señaló. Asimismo relató su experiencia al regresar a las Grandes Ligas con los Bravos de Atlanta, donde trabajó para el dirigente Bobby Cox. “Donde más aprendí fue en Atlanta. Bobby Cox fue un gran profesor y es un hombre que sabe sacarle mucho a los peloteros. Creo que Dios tenía un plan conmigo y era que cayera allí para aprender con él”, indicó.
Esas enseñanzas le han servido para ejercer el trabajo de dirigente en ligas menores y en la Liga de Venezuela de Béisbol Profesional, donde ganó la corona junto a los Caribes de Anzoátegui la pasada campaña.
“Aprendí mucho de Bobby Cox. Me enseñó bastante y esos años fueron como una escuela para mi”, sostuvo. Franco confirmó que regresará para una temporada más con los Caribes, luego de mantenerse en el verano entrenando a su hijo Josué, quien se prepara para ser firmado al profesionalismo a partir del 2 de julio. “Este año recibí ofertas para seguir dirigiendo en ligas menores, pero mi hijo me pidió que lo ayudara a desarrollarse y eso es lo que he hecho”, relató. Manifestó su deseo de dirigir en el país, en la liga invernal, pero reveló que nunca ha recibido una oferta para ese trabajo.
Dijo que tiene un plan establecido para en cinco años estar preparado para dirigir en las Grandes Ligas, en caso de que haya equipos interesados. “El año que viene quiero dirigir en doble A, luego dos años en AAA y posteriormente uno o dos años como coach en ligas mayores. Luego estaré preparado para el puesto de dirigente en las mayores”, explicó. También relató una anécdota sobre Sammy Sosa, con quien compartió cuando Sosa llegó como novato a las mayores, con Texas, en la temporada de 1989. “Sammy era un muchacho con mucha confianza, siempre lo fue. Recuerdo que ese año cuando subió le dijo a Rubén Sierra, que ya era un veterano, que iba a ser mejor que él. Y realmente lo fue”, recordó.
LA SEMANA DEPORTIVA
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