Geovany Soto, quien sabe algo de las altas y bajas de ser un fenómeno de los Cachorros, tiene una alta estimación de Starlin Castro. Pero no espera perfección. Bien por él. "Creo que es un jugador de verdad", dijo Soto. "Pero va a cometer errores. Es joven, todos han pasado por eso". Castro pasó por eso el lunes, luciendo más como Ronny Cedeño que Derek Jeter. Luego de un exitoso debut fuera de casa, Castro demostró ser realmente un cachorro, si lo mides por estándares históricos.
Castro escuchó una mezcla de abucheos y alientos en Wrigley en su debut como local, cometiendo tres errores. El tercero, su único error de fildeo, fue el peor. Se dio en la octava en un rodado de Hanley Ramírez y después de eso, trotó desencantado hacia la bola, permitiendo que Ramírez tomara la segunda base. Ramírez hubiera anotado en el sencillo de Jorge Cantú si no fuera porque Alfonso Soriano lanzó al plato. Los Cachorros perdieron 4-2, cayendo en la tabla de posiciones con récord de 14-19. Fue como si los Dioses del Béisbol hubieran golpeado su guante y dicho: no son todos jonrones y ovaciones de pie. A veces te llevas un reto después del partido del gruñón Lou Piniella. "Aprendió unas cosas esta noche. Acabamos de tener una charla", dijo Piniella. "Debes ir a buscar la bola si no la atrapas. No puedes dejarla ahí suelta".
Con el equipo saliendo de una racha de visitante de 1-5, y con Castro impulsando las seis carreras en la única victoria de la serie anterior, el debut de Castro sin dudas era la historia del día. Fue interrogado por los periodistas antes del partido, mientras sus compañeros y entrenadores respondían preguntas sobre él. Y más allá de una docena de personal sin uniforme en Wrigley, era la primera vez que muchos veían a Castro en carne y hueso. Y la verdad que no mostró demasiado. Aunque es pronto. Un par de malos lanzamientos deberían haberse esperado. Cuando habló con su manager de la Doble A, Bill Dancy, justo después que Castro fuera subido el viernes, me dijo que la única debilidad real del muchacho de 20 años era una tendencia a apurarse en los lanzamientos. Con los Cachorros perdiendo otra vez, cayendo aun más profundo, la pregunta será si apuraron demasiado a Castro; si fue una movida impulsada por el pánico. Castro debería tener espacio para crecer. Desafortunadamente ese no puede ser el caso en una ciudad que vive y muere por los Cachorros.
Castro pareció no verse afectado por su mal partido, e incluso hizo una movida de veterano, inicialmente abandonando el casillero cuando la prensa lo rodeó. Dijo que su tercer error fue "un error de novato" y que no estaba nervioso por jugar su primer partido en Wrigley. "No estoy nervioso", dijo. Castro recibió el aplauso más grande del partido en su primera aparición al bate el lunes, aunque no fue demasiado dada la multitud y el clima. Con corredores en primera y segunda y un out, Castro abanicó el primer lanzamiento y conectó un rodado de 'fielder's choice', evitando la doble matanza con su corrida a primera. Y recibió medidos aplausos por eso, lo cual fue raro. Castro también tuvo una conferencia de prensa de bienvenida en territorio de foul antes del partido. No esperen que eso vuelva a suceder en la temporada.
Castro cometió un error de tiro en la parte alta de la tercera, enviando su pelota algo lejos de Derrek Lee. Luego cometió otro error similar en la sexta, esta vez tirando alto sobre Lee. Eso generó algunos abucheos, dado que Ted Lilly acarreaba hasta ese momento un no-hitter, que fue quebrado en esa entrada cuando Chris Coghlan encajó un sencillo remolcador a la izquierda, impulsando a Brett Carroll. Su tercer error fue de fildeo, y luego de que la bola lo superara, apenas trotó para alcanzarla. Y eso no se olvidará rápido. (Algunos fanáticos empezaron a cantar, "Let's go Blackhawks", indicando que pensaban que la temporada había terminado).
En el plato, bateó de 2-0 con dos pasaportes, terminando su racha de tres juegos con imparables. Como muchos jóvenes latinos, Castro no recibió demasiado bombo publicitario cuando entró al sistema, pero su viaje ha sido una montaña rusa desde entonces. El anonimato de Castro expiró cuando bateó de 4-4 en el Juego de Estrellas de la Liga de Florida State el año pasado. "¿Quién hubiera imaginado que estaría haciendo eso a los 19?", dijo el vicepresidente de personal de los Cachorros, Oneri Fleita. Lo próximo que te enteras es que juega en el partido de Estrellas Futuras y luego pasa a la Doble A. Para cuando llegó la hora de la liga invernal en República Dominicana, Moisés Alou le preguntaba a los Cachorros si Castro podía jugar para su equipo, los Leones del Escogido, que se desempeña en la capital, Santo Domingo. "Nunca había jugado frente a su familia, por eso lo dejamos jugar un par de semanas antes de pedirlo de vuelta", dijo Fleita. "Algo increíble". Demostró suficiente en los entrenamientos de primavera -- bateó para .423 antes de ser enviado al campamento de ligas menores -- para llegar al equipo grande, pero Fleita dijo que la organización quería que regresara a Tennessee, donde terminó la temporada. Allí dominó la liga en un equipo de primera lugar, bateando para .376 con 14 imparables de bases extra y 20 carreras impulsadas en 26 juegos.
"¿Qué más podía hacer?", dijo Fleita, quien luego suaviza las expectativas. "En nuestro interior, sabíamos que si bateaba para .240 y concretaba todas las jugadas, realmente, eso era todo lo que podíamos pedir". Seguro, le pedirán a Castro que continúe su trabajo defensivo previo a los juegos durante un tiempo. Un partido, bueno o malo, no define la promesa de Castro. "Que tenga 20 años y esté haciendo lo que está haciendo, mostrando sus herramientas y madurez, te demuestra mucho sobre él", dijo Soto antes del partido. Los Cachorros hicieron su investigación para asegurarse de no estar apurándolo en cuanto a estándares históricos. Castro tenía 1.098 apariciones al plato desde 2007, cuando jugó en la Dominican Summer League con 17 años, según Baseball-Reference.com. Pero sólo 243 habían sido turnos en Doble A, donde bateó para .332 en partes de dos temporadas. Los Cachorros compilaron números comparables de ligas menores con los de campocortos de calibre de estrella, desde Rafael Furcal (1.118 apariciones), Edgar Rentería (1.778) hasta Ozzie Smith (333 en una temporada) y Alan Trammell (720), para ver si había precedente histórico de subir a un muchacho así.
"Miramos todo eso", dijo Fleita. "Revisamos bien el pasado". Soriano ofreció alojar a Castro y Soto dijo que trataría de guiar a Castro y mantenerlo enfocado, como Henry Blanco y el cuerpo de entrenadores hizo con él en 1998. Soriano dijo que estaba esperando hasta dejar el campo para tener una charla con Castro. No compra el supuesto de que Castro no estuviera nervioso. "Es parte del juego", dijo Soriano. "Es muy bueno en defensa, pero creo que estaba un poco nervioso en su primer partido en Chicago. Es normal. Tuve la misma sensación en mi primer partido en Nueva York. Lo entiendo. Es un sueño para todo jugador de béisbol, estar en las Grandes Ligas. A su edad, 20 años, estar en las Grandes Ligas puede ponerte un poco nervioso". En la conferencia previa al partido, cada reportero, cámara y grabadora estuvo en su cara, mientras el entrenador de primera base Iván DeJesús traducía, y en algunos casos, simplemente respondía.
"No eres inmune a lo que pasa", dijo Soto, recordando su campaña de novato del año en 2008. "Sabes lo que está pasando; sabes si estás haciéndolo bien".
Incluso con la barrera del lenguaje protegiéndolo de sufrir mayor exposición, Castro lo sabe bien. El lunes, un reportero le preguntó qué significaba ser el futuro del equipo. "Bueno", dijo en español, sonriendo incómodamente.
Castro recibió una palmada en el hombro cerca del final de su sesión con la prensa, anunciando que había una reunión de bateadores en el salón de jugadores. Le tomó un segundo procesar la información, y sin mediar palabra, se alejó del grupo, bajó los escalones del dugout y escapó por el túnel hacia el vestidor, como cualquier otro novato tratando de llegar a tiempo, cuando todos esperan que llegue temprano.
espndeportes.com
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