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Todos sabemos que las cosas jamás volverán a ser como eran en 1984 o como cuando Kirk Gibson le conectó su famoso cuadrangular a Mike Brown o como el último día de la campaña de 1945 cuando el grand slam de Hank Greenberg, el pitcheo de Virgil Trucks y Hal Newhouser llevaron a los Tigres al ganar el banderín en San Luis en ruta al campeonato.
Pero todos aquellos aficionados que presenciaron la grandeza de Al Kaline o que recuerdan las tres victorias de Mickey Lolich contra los Cardenales en 1968 o que vieron los tiros perfectos de Alan Trammel desde el campo corto deben darle las gracias a Mike Illitch. El propietario de los Tigres de Detroit es diferente a los demás dueños de Grandes Ligas. No entró en el negocio del béisbol por el valor monetario de su franquicia. Tampoco busca satisfacer a su ego. Es un oriundo de Detroit que ama a su ciudad y que quiere darles a sus vecinos un motivo para celebrar. Es dueño de un negocio familiar cuyo propósito es restaurar la autoestima y las esperanzas de una población oprimida y desanimada.
El gerente general Dave Dombrowski y el manager Jim Leyland revivieron una franquicia moribunda y la llevaron hasta la Serie Mundial en el 2006, pero en el 2010, el equipo terminó en .500. Por lo tanto, este año, Illitch dio el visto bueno para invertir. El conjunto empezó por darle US$16.5 millones al relevista dominicano Joaquín Benoit, quien lanzó excelentemente por Tampa Bay después de someterse a una cirugía del brazo y tres temporadas con efectividad por encima de 5.00. Los Tigres también le dieron al venezolano Víctor Martínez $50 millones por cuatro años, más que los $48 millones que le ofrecieron los Orioles y los $42 que le ofrecieron los Medias Rojas por el mismo número de temporadas. También superaron ofertas de los Rangers y los Medias Blancas. También le darán un contrato jugoso a un relevista zurdo y quizás a otro par de jugadores. No tienen ningún inconveniente con que su nómina supere los $130 millones, no después de que consiguieron al venezolano Miguel Cabrera, Austin Jackson, Max Scherzer, Phil Coke y Daniel Schlereth gracias a las transacciones astutas de Dombrowski.
Detroit juega en una división en la cual los Mellizos siempre están entre los ocho equipos con más ingresos y tienen una nómina que supera los $100 millones. Por lo otro lado, los Medias Blancas siempre son un equipo de nueve cifras. Por lo tanto, Illitch está dispuesto a hacer lo que sea necesario, lo cual significa que los Tigres son capaces de lo que los Indios y los Reales, quienes juegan en dos de las tres ciudades de Grandes Ligas que no están entre los 40 mercados más lucrativos del país, no pueden hacer.
No hay duda de que los Tigres estarán en la pelea especialmente si, como dice Leyland, el venezolano Carlos Guillén juega más de 100 partidos en la segunda base. Leyland cree que tener a Austin Jackson y a Guillen bateando delante de Martínez y Cabrera le dará resultados mientras experimenta con una combinación de Brandon Inge, Brennan Boesch, Ryan Raburn y el dominicano Jhonny Peralta. No obstante, no se debe descartar la posibilidad de que el equipo siga activo en el mercado.
Justin Verlander está al frente del cuerpo monticular, seguido por Scherzer, Porcello, Coke y el venezolano Armando Galarraga o Andy Oliver en la rotación y el dominicano José Valverde, Benoit, Ryan Perry, Schlereth y otro zurdo en el bullpen. "La clave es Porcello", dijo Leyland. "Él puede ser mucho más consistente con su lanzamiento rompiente y si lo logra, puede ser muy bueno". Aun en una economía baja y con un bajo porcentaje de triunfos, el único equipo de la División Central de la Liga Americana que superó a los Tigres en asistencia en el 2010 fueron los Mellizos con su nuevo estadio.
Nadie puede culpar a Illitch por su estilo filantrópico de llevar la organización, aunque le haga difícil a otros equipos armar conjuntos competitivos.
Si eres aficionado de los Tigres, tienes muchos motivos para estar agradecido. Cabrera no tiene nada que envidiarle a ningún jugador de la Liga Americana y apenas tiene 27 años. Leyland es un manager Salón de la Fama. Verlander es capaz de derrotar a los Yankees en el séptimo juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana. Todo porque Illitch entiende que hay muchas personas en Detroit que anhelan que los Tigres vuelvan hacer aquel equipo de 1945 y 1984 y quiere darles esa esperanza.
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