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SANTO DOMINGO
La Major League Baseball celebró un simposio de dos días de duración en la República Dominicana para tratar los problemas que afectan al negocio en el país y qué hacer para mejorar la situación del mismo. Según Sandy Alderson, quien no solo es gerente de los Mets de Nueva York sino también presidente de un comité que supervisa las operaciones de las Grandes Ligas en América Latina, las mayores invirtieron US$150 millones en República Dominicana solamente el año pasado. Es una suma considerable, mucho más en un país donde el sueldo mínimo en el sector privado no llega a los US$200 mensuales. Pero la realidad es que el simposio, aunque tocó prácticamente todos los temas que golpean la credibilidad del béisbol en el país como las falsificaciones de actas de nacimiento, problemas de dopaje, de educación y demás, no arrojó promesas de cómo seguir el grave problema que afecta a los miles de niños que tratan de conseguir una firma para salir de la extrema pobreza. Es cierto que las Grandes Ligas no son ministerio de Educación en la República Dominicana, pero cuando se fija una edad de 16 años para contratar peloteros y la mentalidad de la mayoría de los scouts es que a los 18 años un dominicano ya es un prospecto viejo con pocos chances de llegar a las mayores, eso lleva a muchos a abandonar las escuelas para dedicarse al béisbol a edades tan tempranas como los 12 años.
Peor aún, a los 16 años, cuando ya firman para el profesionalismo, entran a academias donde fuera de clases de inglés para entender a sus coaches en futuros viajes a los Estados Unidos (con ligeras excepciones como los casos de los Mets, Indios, Yanquis y Cardenales para nombrar algunos casos) esos menores de edad no siguen una educación formal. Aunque la posición del gobierno dominicano se fundamentó en objetar que se establezca en el país un sorteo amateur o draft, la realidad es que es muy poco lo que pueden hacer para decirle a las mayores cómo contratar a sus empleados. Lo único que las autoridades dominicanas podrían regular es la forma en que son despedidos y aplicar las leyes laborales del país en esos contratos. El problema para establecer un sorteo amateur en la República Dominicana es que, contrario a lo que sucede en los Estados Unidos, en el país no hay récords formales ni ligas formales para esos prospectos que quieren saltar al profesionalismo. Hasta ahora, los scouts solo se valen en suposiciones y talento físico y crudo que ven en un pelotero en un momento específico. Algo así como tirar una moneda al aire y esperar que sea cara o escudo. Desde la llegada de Sandy Alderson al país como jefe de la oficina para América Latina se dijo que la intención era que los bonos de los prospectos fueran menos altos de lo que habían sido en años anteriores. De acuerdo a datos de MLB, el promedio en dólares de cada contrato firmado por prospectos dominicanos se redujo en un 10 por ciento en el 2010 al comparar con las cifras del 2008. Esos resultados son firmes y se han conseguido. Peloteros buenos, a precios menores y con proyecciones futuras de que sean los Pedro Martínez, Vladimir Guerrero o David Ortiz del futuro.
Hay serios y graves problemas en el país que deben ser atacados, principalmente en el tema educación, seguridad laboral y profesional para los muchachos dominicanos. Pero también protección jurídica para los equipos de las mayores que se ven, muchas veces, engañados por engaños de distintas categorías, como vimos recientemente con el caso de Víctor Mateo, el escucha de los Medias Blancas que se declaró culpable de cargos de fraude contra su organización. La República Dominicana depende mucho de la Major League Baseball, pero lo mismo sucede a la inversa y hay mucho por qué trabajar para mejorar las condiciones del béisbol en el país.
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