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MESA, Arizona
Aramis Ramírez afirma que no tuvo problemas la temporada pasada con el coach de bateo de los Cachorros, Rudy Jaramillo, sino que tuvo problemas para batear y punto. El tercera base dominicano bateó apenas .207 en la primera mitad del 2010, incluyendo .152 en abril y .173 en mayo. Unos dolores en el pulgar hicieron difícil agarrar bien el bate. La temporada pasada fue la primera de Jaramillo con los Cachorros y hubo informes que indicaban que Ramírez no trabajaba con el instructor veterano. Afirma Ramírez se tomaron un tiempo para llegar a entenderse.
"Nunca tuvimos problemas", dijo el quisqueyano. "La gente cree que porque batallé al principio del año pasado, no fui donde Rudy. Trabajé con él y le escuché. Al mismo tiempo, yo sé lo que tengo que hacer para estar listo. Tengo casi 12 años en Grandes Ligas entonces, cuando estoy batallando, 90, 99 por ciento del tiempo, sé lo que estoy haciendo mal. "Rudy puede ayudar", continuó el toletero. "Pero soy yo quien va al plato y tiene que hacer los ajustes. Para estar claro, Rudy y yo nunca tuvimos problema. Nunca he tenido problema con ningún coach, coach de bateo, nadie."
Jaramillo también afirma que nunca hubo roce. "No sé cómo surgió eso", dijo Jaramillo. "Estamos bien. Elogio a este muchacho por la forma en que ha manejado las cosas. Ha sido muy bueno." Todo esto representa buenas noticias para los Cachorros. El equipo, sin dudas, debe de contar con Ramírez como su cuarto bate. El manager Mike Quade está seguro de eso. ¿Estará con Chicago en el 2012? Ramírez, de 32 años, está en el último año de su contrato con los Cachorros y en enero participó en la Convención de los Cubs, algo que había hecho muy poco antes. Allí estuvo presente en un seminario sobre la República Dominicana, junto a sus compañeros y compatriotas Starlin Castro y Carlos Peña, y al final de la sesión les dijo a los fanáticos lo mucho que agradecía su apoyo. Algunos interpretaron eso como un adiós de parte de Ramírez. Pero éste aún no piensa en el próximo año.
"No puedo controlar eso", dijo Ramírez. "Jugaré este año y veremos qué pasa. (El año que viene) está fuera de mi control. Lo único que puedo hacer es jugar mi juego este año a ver qué pasa. "Estoy agradecido con los fanáticos", continuó. "Posiblemente no tenga la oportunidad de (despedirme) si resulta que no vuelvo. Realmente no pienso en el año que viene. Simplemente quiero jugar este año a ver qué pasa." Para Ramírez es difícil dejar su familia en Dominicana cada año. Su hijo mayor, A.J., ya tiene siete años y ahora juega en la antesala, como su papá. Vienen a visitarlo por períodos cortos, pero necesitan continuar en la escuela en la isla.
"Es cada vez más difícil irme de casa", dijo Ramírez. "Quiero ver qué pasa este año." El padre de Ramírez no quería que jugara béisbol. El papá de Aramis, un médico, esperaba que su hijo llegara a adminstrar una de sus tres clínicas. "No quería hacer eso", dijo Ramírez. "Si no jugaba béisbol, iba a ser ingeniero."Pero está jugando béisbol, al menos este año. Ramírez llegó a los entrenamientos con por lo menos seis libras más que el año pasado. Entrenó mucho en el invierno para ponerse más fuerte y poder aguantar una temporada de 162 juegos. Hasta ahora está en salud. Esa será la clave para una temporada exitosa.
"Me perdí más de 40 partidos el año pasado", dijo Ramírez, quien participó en 124 juegos, bateando .241 con 25 jonrones y 83 empujadas. "Si (hubiera jugado en) 20 juegos más, (habría empujado) 100 carreras. Tengo que mantenerme en salud." Y seguir trabajando. Durante la temporada regular, algunos jugadores como el dominicano Alfonso Soriano, Kosuke Fukudome y Marlon Byrd, necesitan una breve sesión en la jaula de bateo antes de cada partido. No es así con Ramírez. "Todo el mundo es diferente, todo el mundo tiene una rutina diferente", dijo Ramírez. "No voy a la jaula todos los días. No fue por Rudy, sino que así soy."
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