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El estadio de béisbol, en el centro de Cleveland, ha vibrado de emoción varias veces en esta temporada como no lo ha hecho en años, y ahora de repente fue estremecido con un cántico familiar. El dominicano Manny Acta jura que no lo oyó.
Cuando el manager de los Indios de Cleveland por segundo año consecutivo caminaba tranquilamente de vuelta a la caseta después de haber sido expulsado por discutir una jugada cerrada que no favoreció a su equipo en la octava entrada contra Medias Rojas de Boston, los ojos de Acta se quedaron fijos en el césped frente a sus botines mientras los aficionados de Cleveland le daban una serenata.
"Manny, Manny", exclamaban. Acta dijo en broma que la ovación era posiblemente para un ex astro de los indios, el Manny con rastas. "Podría haber sido porque Manny Ramírez caminaba por el estadio en ese momento", bromeó. "Hay un montón de Mannys en este deporte". Sin embargo, en Cleveland, sólo hay un Manny: el manager del mejor equipo en el béisbol. Mientras que otros sacuden y se rascan la cabeza por el temprano éxito de los Indios, ahora mismo en una racha de casi dos meses impulsada por aperturas extraordinarias, una sólida defensa, las contribuciones de toda la alineación y un poco de suerte a pesar de una serie de lesiones importantes, Acta, a sus 42 años, no se muestra sorprendido en absoluto.
Esperaba que los Indios ganaran, se los exigió, en realidad, desde el primer día de la pretemporada. Están justamente donde se imaginaba. Pero eso no quiere decir que esté satisfecho. "Cada uno de estos chicos sabe que es una temporada larga, nunca te puedes dar por satisfecho", dijo. "Hay un largo camino por recorrer. No podemos estar saltando de arriba a abajo. Está bastante bien ahora, pero quiero que sea (una foja de) 45-0. Tengo derecho a tener expectativas, ¿verdad? Tan alto e improbable como eso pueda sonar". Los Indios están ganando, y una parte considerable del crédito se la tienen que atribuir a Acta. "Ha estado haciendo un trabajo increíble", dijo el segunda base colombiano Orlando Cabrera.
"Me ha impresionado mucho su actitud, la forma en que se prepara. Antes de cada serie, es increíble. Caramba, la atención a los detalles es irreal. Se levanta temprano cada mañana y lee cada trabajo de investigación y cada estadística que le entregan". Nada parece fuera del alcance de estos Indios, que recientemente ganaron 14 juegos seguidos en casa y han convertido las victorias en la última jugada en Progressive Field tan rutinarias que el equipo casi podría promocionarlas en las entradas.
Acta no va a desperdiciar su segunda --y quizás última-- oportunidad de dirigir en las mayores, después de dos duras temporadas en Washington. Ha hecho un trabajo excepcional con su cuerpo de lanzadores, sabiendo exactamente cuándo sacar a su abridor o dejarlo tratar de conseguir un out más. Los Indios han sido agresivos en las bases, y Acta ha demostrado astucia para pedir un toque ante situaciones difíciles.
Los jugadores de Cleveland adoran el enfoque directo de Acta. Es exigente, no humillante. Es honesto con ellos, a veces brutalmente honesto, y se asegura de que todos en la lista de 25 jugadores sepan lo que espera de ellos. Pero por cada patada en los pantalones, ofrece una palmadita en la espalda. La reacción que siguió a la expulsión de Acta --los Indios terminaron remontando para derrotar a los Medias Rojas después de que lo sacaron-- tomó a varios jugadores por sorpresa. Es raro ver a los aficionados vitoreando a un manager, pero Acta se ha convertido en un hombre del pueblo.
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