Ellos viven en la Tierra de Gigantes, rodeados por mastodontes con mucho dinero en la división más dura del béisbol. Así que a medida que observamos a los Rays de Tampa Bay del 2010 nos preparamos para ver al equipo de béisbol más talentoso que jamás hayan tenido, pero al mismo tiempo nos preguntamos: ¿Qué será de ellos? ¿Dónde estará Carl Crawford de aquí a un año? ¿Dónde estará Carlos Peña? Pero aún más importante, ¿dónde estará la franquicia?
Oh, no es que los Rays se vayan a mover a Vegas o San Antonio o Oklahoma. O siquiera a Tampa. Ellos nunca tocarán esos tambores. Ellos nunca proclamarán esas amenazas.
Pero eso no significa que ellos no se pregunten a donde conducirá todo esto. Ellos terminaron 23º en asistencia la pasada temporada, superando por poco margen a equipos como los Nacionales y los Reales. Ellos venían de una temporada de Serie Mundial, esperando que sus fanáticos mostraran de que estaban hechos. ¿Y saben cuántos fanáticos más atrajeron? Un increíble total de 903 personas más por juego. Ellos ni siquiera pudieron promediar 20,000 fanáticos por juego para una revancha de Serie Mundial contra los Filis. Ellos atrajeron 17,692 personas para un partido de septiembre contra los Medias Rojas. Ellos necesitarían tener un total de 7,000 fanáticos extras pagando para acercarse al promedio de las Grandes Ligas.
Así que no es de extrañar que el dueño Stuart Sternberg ya haya anunciado que los Rays van a bajar nómina el año que viene. No es de extrañar que Crawford ya se esté midiendo su nuevo uniforme en el Bronx. No es de extrañar que el equipo haya cambiado a Scott Kazmir en agosto pasado mientras estaban en medio de la contienda por el comodín.
"Es solo el mundo en el que vivimos," dijo el manager Joe Maddon. "Así es como va a ser cada año. Queremos ganar la Serie Mundial … pero nuestra visión periferal tiene que estar en el futuro todo el tiempo." Y ya que ese es su mundo, los tipos que corren este equipo deberian unirse al circo porque ellos lideran la liga en malabarismos. "Hablamos mucho sobre esto," dice el vicepresidente ejecutivo de operaciones de béisbol, Andrew Friedman, "teniendo que tener un ojo en el año actual y el otro en el futuro." Así que mientras a nadie le gusta decir estas palabras o pensar estos pensamientos, los Rays están a punto de comenzar la temporada más importante en la historia de 13 años de la franquicia. En el terreno. Y fuera del terreno.
En el terreno, ellos son uno de los mejores seis equipos del béisbol. Pero su ventana para ganar con este grupo expira antes de que puedan voltear la hoja del calendario hacia el 2011. Fuera del terreno, ellos están calladamente ponderando lo que necesitan hacer para sobrevivir en una comunidad donde ni siquiera un equipo que llegó a la Serie Mundial ha podido convertirse en una fuerza magnética lo suficientemente fuerte como para atraer los fanáticos a su estadio. Así que esta es la coyuntura única en la que se encuentran apretados por el presente y el futuro, por los Yankees y los Medias Rojas, por las líneas blancas y por las conclusiones. "No tenemos que apuntarle a la luna," dice el presidente del equipo Matt Silverman. "Pero muchas cosas nos tienen que salir bien para que podamos tener éxito. Esa es la realidad del 2010."
OK, he aquí otra realidad del 2010: Los Rays nunca han tenido jugadores como Crawford y Peña antes. Nunca. Oh, ellos han tenido estrellas anteriormente. Pero nunca han tenido a un jugador como Crawford. Elegido en el sorteo por esta franquicia hace 11 años, cuando tenía 17, antes que la franquicia ni siquiera había llegado a las 100 victorias. Desarrollado, mimado, esculpido por este equipo y convertido en una de las estrellas más dinámicas del béisbol. Ha jugado toda su carrera con los Rays. Y ahora, casi de seguro, tendrá que irse por la puerta de la agencia libre a menos que sea cambiado primero.
Y entonces está Peña. Los Rays habían importado a futuros agentes libres anteriormente también. Pero ellos nunca habían tenido un jugador como este tipo tampoco.
Recogido de entre escombros hace tres años, su carrera estaba en el fondo del abismo. Entonces todo se transformó a su alrededor no solo su carrera, sino también su nuevo equipo. Y ahora, a los 31 años, tan popular y visible como lo es ahora, se prepara para entrar a la casa de subastas de la agencia libre. Maddon habla con regularidad sobre como "Yo quiero quedarme con ambos tipos." Friedman dice que todas las especulaciones sobre la inevitabilidad de perderlos son "prematuras." Pero, ¿cuán duro es ver hacia donde conduce todo esto?
Este equipo no puede superar una oferta de los Yankees por Crawford. Y Peña es cliente de Scott Boras. Así que nadie pretenda que no escucha el reloj marcar las horas. "He estado aquí por tanto tiempo," dice Crawford, "que me da miedo algunas veces el solo pensar el tener que irme a otro lado. … Pero al mismo tiempo, uno tiene que crecer, y eso es parte del crecimiento. Uno no puede tener miedo. Es como vivir con tus padres toda tu vida. Cuand es tiempo de irte a vivir solo, uno no puede tener miedo de dar ese primer paso." Mientras tanto, Peña, admite que ya está saboreando lo que aparenta serán sus últimos días con el único equipo en el que realmente ha encajado. "No tomo nada como regalado," dice. "Incluso en mi primer año de contrato, estaba en el punto como, 'Wow, gracias, aprecio esto.' Y esa es mi actitud cada día. No va a durar para siempre. Así que lo aprecio.
Lo disfruto. Trato de dar lo mejor de mí cada día, porque de eso es que se trata esto." Peña y Crawford son dos de las piezas centrales de un equipo que es lo suficientemente talentoso como para hacer sudar a los Yankees y los Medias Rojas todo el camino hasta octubre. Y ambos peloteros sienten que este grupo en particular tiene una confianza y una vibra especial que hace a estos Rays aún más peligrosos. Luego de las frustraciones por el tercer lugar del año del año, este equipo parece haber recuperado su aura del 2008. "Pienso que nos exigimos demasiado a nosotros mismos el año pasado," dijo Peña. "Y esa no es una buena energía. Prefiero ver este equipo más relajado y esperando cosas mejores porque sabemos que lo podemos hacer. ¿Ves la diferencia? No tienes que hablarlo, solo saberlo. Y pienso que este equipo está en esa posición este año."
Los Rays entran al terreno en estos días con el aura de un equipo que ya no se pregunta si es lo suficientemente bueno como para mantenerse en la lucha con los mastodontes. Y de seguro han lucido así en esta primavera. En determinado punto ganaron nueve partidos en línea, y su récord de 12-6 es el mejor de la Liga de la Toronja. Rara vez pasa un día sin que algún periodista les dispare preguntas acerca del sentido de urgencia que se supone que tenga este equipo para ganar este año. Pero el escuchar hablar a Crawford crea, en vez de un sentido de urgencia, una fuerza de inspiración, no más presión. "Si este es mi último año aquí, quiero ganar," dice. "Quiero irme en la cima. Siento que este equipo está construyendo algo bueno. No es como que vayamos a regresar a perder 100 juegos cada año. Así que si este va a ser mi último año y se que Carlos piensa lo mismo quiero irme con una nota positiva."
Lo que suceda más allá de este año no es su problema. Pero en ese entonces es cuando la vida comenzará a retarlos por toda la gente talentosa que dejarán atrás en su camerino y en su oficina central.
La parte más sobresimplificada de la historia de este equipo es que esta no es una temporada de ganar sí o sí para cualquiera excepto para los agentes libres que ya no estarán más aquí.
Evan Longoria no irá a ninguna parte. Ben Zobrist no irá a ninguna parte. La mejor rotación abridora joven de la Liga Americana no irá a ninguna parte. Y una nueva cepa de talento joven increíble (Desmond Jennings, Jeremy Hellickson, Tim Beckham y un reparto de docenas más) está en camino a la Gran Carpa. Así que no va a ser divertido el enfrentarse a este equipo en los años venideros.
Pero, ¿veremos nuevamente otra nómina record, por encima de los $70 millones, como la de los Rays del 2010? No veran eso más, ya que Sternberg ha dejado en claro que la misma se reducirá hasta alrededor de los $50 millones la próxima temporada. Y, entocnes, ¿qué pasará?. Si logran atraer más personas a los asientos, entonces "tendremos más dinero para trabajar," dijo Silverman. Y realmente es así de sencillo.
"Nunca vamos a tener tanto dinero como los Medias Rojas o los Yankees," dijo. "No hay interés en librar esa lucha. … Entendemos nuestras limitaciones, y trabajamos con esos parámetros. Pero no negamos la conexión entre la asistencia y las ganancias, y las inversiones correspondientes que hacemos por nuestra organización." Así que, ¿qué sucede si ellos no pueden convencer al menos a un número de personas cercano al promedio de la liga (casi 30,000 por noche) para entrar a su estadio ni este año o en cualquier año? Nadie ha podido responder esa pregunta. Pero uno se la tiene que hacer.
Este equipo ha sido manejado tan inteligentemente y creativamente como cualquier otra organización en los deportes en estos últimos años. Pero solo hay un limitado número de conciertos de postemporada de ZZ Top que una franquicia puede montar antes de comenzar a preguntarse si el problema es su estadio, la localización del estadio o el mercado en sí. Así que no ignoren todas esas historias que están saliendo de Tampa, hacia el otro lado de la bahía, acerca de posibles localidades para un nuevo estadio más cerca del centro de la población. Pero por ahora, Sternberg le dijo a los medios temprano en esta primavera que "el equipo no ira a ninguna parte. Estamos en St. Petersburg, y ahí es donde jugaremos." Pero si ahí es donde juegan y ahí es donde van a jugar en el futuro cercano, eso solo puede significar una cosa:
Los malabaristas tendrán que seguir haciendo malabarismos por mucho, mucho tiempo. "Sentimos que tenemos un equipo muy talentoso en el 2010," dijo Friedman. "Pero además pensamos que estamos bien posicionados para mantenernos competitivos. Obviamente, no podemos competir contra los Yankees y los Medias Rojas y mantenernos competitivos en 10 de 10 años. Eso es Matemática 101. Así que es importante para nosotros el manejar nuestro roster de una manera acorde a eso." Lo que significa que van a haber más Carl Crawfords y más Carlos Peñas que jueguen ahí hasta que se conviertan en agentes libres y se vayan. No pueden evitar eso.
“Si este es mi último año aquí, quiero ganar. Quiero irme en la cima. Siento que este equipo está construyendo algo bueno.
” -- Carl Crawford
Y van a haber más Scott Kazmirs y Akinori Iwamuras que serán cambiados antes de llegar a ese punto. No pueden evitar eso tampoco. Y especialmente, ese desfile de jugadores jóvenes de impacto hacia las Grandes Ligas porque eso es parte de la operación, dice Friedman, es "más importante para nosotros que para cualquier otro equipo en el béisbol." (¿Por que? Uh, digamos que los Yankees y los Medias Rojas no van a bajar sus nóminas al rango de los $50-millones en cualquier siglo en el futuro cercano.) Así que este es un equipo que solo puede enfocarse mucho en el aquí y en el ahora porque no pueden dejar de observar por encima del horizonte al ahí y al más allá. "Estamos mirando constántemente a las cosas en diferentes niveles," dijo Friedman. "Y tenemos que hacerlo para estar seguros de que no nos caigamos por el precipicio y tengamos que utilizar seis, siete, ocho años para reconstruir y volver a la cima."
Los Yankees no tienen que pensar de esa manera. Los Medias Rojas no tienen que pensar de esa manera. Pero los Rays no tienen otra opción que pensar de esa manera. Así que bienvenidos a su temporada de urgencia. Sus relojes podrían estar caminando aceleradamente. Pero cuidado con el sentido de urgencia para llegar a conclusiones demasiado fáciles. Ese caminar del reloj podría significar más problemas para el resto del Este de la Liga Americana que para los malabaristas cortos de dinero que siguen caminando en alto en la Tierra de Gigantes.
Por Jayson Stark
ESPN.com
ESPN.com

Si este es mi último año aquí, quiero ganar. Quiero irme en la cima. Siento que este equipo está construyendo algo bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario