GOODYEAR, Arizona Los Vigilantes de Texas no podían estar seguros de lo que estaban adquiriendo cuando firmaron a Vladimir Guerrero este invierno. A los 35, con millas en esas rodillas y el desgaste de batear con esas manos sin guantillas, Guerrero representaba un montón de posibilidades. El dirigente Ron Washington planea colocarlo en el puesto número 4 de la alineación, detrás de Josh Hamilton y delante de Ian Kinsler cuando la campaña regular inicie el 5 de abril.
¿Y por qué no?
Con los Vigilantes usándolo principalmente como bateador designado, se espera que Guerrero esté más saludable y productivo que en 2009. Guerrero remolcó 125 carreras en 150 juegos tan reciente como en 2007. Un regreso a 30 jonrones, 100 empujadas y un promedio de .300 es difícilmente dudoso.
El viernes pasado, cuando Guerrero recibió bases por bolas seguidas de Clayton Richard –en ocho lanzamientos- abrió muchos ojos. Como Washington dijo después: “Yo sé que ninguno de esos lanzamientos estuvo cerca porque de haberlos estado, él habría hecho swings”. Esa es la imagen que todos tienen de Guerrero. El se para en el plato con esos largos brazos que parecen cubrir el lado contrario de la caja de bateo, y le tira a todo lo que le lanzan desde los dedos de los pies a la punta de la gorra, adentro o afuera.
Eso no es totalmente acertado.
Guerrero nunca ha sido parte de esos modernos toleteros que le tiran a todo. Aunque con frecuencia ha superado los 600 turnos al bate, Guerrero nunca se ha ponchado 100 veces en una campaña. Comprendan que cuatro jugadores de los Vigilantes (Nelson Cruz, Chris Davis, Hank Blalock, David Murphy) abanicaron más de 100 veces la pasada campaña y ninguno necesitó 130 juegos para llegar a esa meta. Guerrero también recibe como 40 bases por bolas además de 15 a 20 pases intencionales cada año.
EL NACIONAL
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