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NUEVA YORK
No existe prueba alguna de que Jeff Bagwell usó esteroides, su nombre no apareció en el Informe Mitchell ni estuvo vinculado en investigaciones. Pero la suspicacia siempre ha perseguido al ex primera base de los Astros de Houston, un pelotero que cuando empezó en las menores no asomaba como un bateador de largo metraje y después amasó una musculatura tremenda. Así las cosas, la mera sospecha de que empleó sustancias para mejorar el rendimiento bastó para negarle la exaltación al Salón de la Fama del béisbol. Sin embargo, no todo está perdido para Bagwell, quien sacó el 41.7% de votos en su primer año en la papeleta que deben llenar los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Nortamérica.
Se trata de un porcentaje aceptable para poder ir aumentando en subsiguientes votaciones hasta poder alcanzar el 75% mínimo necesario. Después de todo, el venezolano Luis Aparicio tuvo un porcentaje inferior en su primer intento y logró la exaltación en el sexto. Tal vez pase inadvertida, pero en las instrucciones a quienes votan para el Salón de la Fama del béisbol se enuncia un párrafo sobre los criterios que se deben emplear a la hora de seleccionar a un pelotero. "El voto se debe fundamentar en la trayectoria del jugador, su habilidad, integridad, deportividad, carácter y aporte al equipo (s) con el que jugó", reza la cláusula.
La última votación ha dejado algo en claro: esa cláusula sobre "integridad y carácter" dejará fuera de Cooperstown a muchos nombres rutilantes. Esto fue lo que le ocurrió a Mark McGwire (19.8%), Rafael Palmeiro (11.0%) y Juan González (5.2%) en la votación de 2011, que a duras penas sacaron votos para permanecer en la lista un año adicional. La culpa es de la llamada "Era de los Esteroides", en la que la presunción de culpa prima sobre la inocencia. "Esto es lo que va a pasar en esta era", dijo un Bagwell con tono resignado tras enterarse de los resultados de la votación. "La gente sospecha de la era en la que me tocó jugar".
Los números de Bagwell son formidables, entre los mejores para jugadores que se han desempeñado en la inicial en más de medio siglo. Es alguien que se retiró con 449 jonrones de por vida y que superó las 1.500 carreras remolcadas y anotadas. El rechazo a Bagwell y a los demás es un aviso agorero para el grupo que dentro de unos cuantos años se someterá al escrutinio. Como se plantean las cosas, muchos serán objeto de desprecio en 2013. Ese será el año en el que Barry Bonds, Roger Clemens y Sammy Sosa estarán por primera vez en la lista. Todos se saben la historia. Bonds y Clemens han sido procesados por perjurio dentro de investigaciones por dopaje. Sobre el dominicano Sosa recaen sospechas, además de que en 2003 le sorprendieron con un bate con corcho.
La corriente de opinión que predomina en la BBWAA (las siglas en inglés de la asociación de cronistas) es bien tajante: los aspectos morales tienen primacía.
"No le voy a dar mi voto a ningún jugador vinculado al uso de esteroides, ya que creo que la gente tramposa no debe ser premiada con el máximo honor de este deporte", afirmó Susan Slusser del diario San Francisco Chronicle, una de las 581 votantes este año. "A nosotros nos piden considerar carácter cuando votamos para el Salón de la Fama y no creo que quienes usaron sustancias para mejorar el rendimiento cumplen con ese estándar", añadió. "Hicieron trampa para sacar ventajas, así de sencillo, provocado un desequilibrio y un desastre para los votantes. Pueden disfrutar los contratos que consiguieron como resultado, pero mi voto no". Hay quienes consideran que es inconcebible que el Salón de la Fama margine a gente por el tema de los esteroides.
Bonds podrá ser el dueño del récord histórico de jonrones con 762. Clemens es el único ganador de siete Cy Youngs. Palmeiro es apenas uno de cuatro bateadores que rebasaron los 3.000 hits y 500 jonrones. ¿Se puede ir a Cooperstown y no encontrar esos nombres? La respuesta es afirmativa y a los directivos del Salón de la Fama no parece temblarles la mano con el criterio imperante. Al hablar tras la presentación de Roberto Alomar y Bert Blyleven como los miembros 234 y 235 de la elite del béisbol, la presidenta del Salón de la Fama afirmó que no le importa qué tantas figuras queden fuera. Y Jane Forbes Clark también respaldó cómo se realiza la votación.
"Creo que los periodistas están haciendo un magnífico trabajo. Lo han hecho durante 75 años y seguirán haciéndolo. Y así será la historia del béisbol", comentó.
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