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Peoria, Arizona
"Estoy contento de jugar otro año en Grandes Ligas". Con una rotación de lanzadores en general jóvenes, para los Marineros fue crucial incorporar a Olivo para que ayude a guiarlos. "He andado por ahí y le he recibido a muchos lanzadores buenos", señaló el dominicano. "Ahora voy a trabajar con muchos jóvenes y es algo que puedo hacer para ayudar al equipo". Entre esos lanzadores está desde el miércoles el derecho venezolano Yusmeiro Petit, que, tras resolver problemas con su visa, se sometió a un examen médico y trabajó con sus compañeros por la mañana.
Olivo llegó a Seattle en el 2004 cuando los Marineros negociaron a uno de sus mejores lanzadores de todos los tiempos, el venezolano Freddy García, a los Medias Blancas de Chicago por él y otros dos prospectos. Pero el dominicano tuvo problemas, en especial con el bate, durante las porciones de las temporadas del 2004 y 2005 que pasó con los Marineros. Esto lo convirtió en material de cambio y en julio del 2005 fue enviado a los Padres de San Diego. Fue allí que su fortuna mejoró. Apareció en la Serie Divisional de la Liga Nacional en el 2005 por San Diego, después de batear para promedio de .304 en 37 juegos.
Después llegaron dos años aceptables con los Marlins de Florida, seguidos de dos más con Kansas City, incluida la temporada 2009, en que Olivo representó a su natal República Dominicana en el Clásico Mundial y bateó 23 cuadrangulares para los Reales, su mayor cifra en una campaña. El año pasado, Olivo jugó para los Rockies de Colorado. En el tiempo que pasó desde que dejó Seattle, ha desarrollado una reputación de ser brioso y apasionado. Sufrió tres suspensiones de dos a seis partidos por altercados durante el juego y por empujar a un umpire. Pero el manager de los Marineros Eric Wedge _que jugó en la misma posición_ prefiere ese lado rudo y lleno de energía de su receptor.
"Eso es bueno. Se necesita tenerlo", comentó Wedge. "El tiene un lado arriesgado que me gusta".
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