El dominicano Manny Ramírez dijo recientemente que ésta será su última temporada con los Dodgers, pero eso no significa que no se le debía preguntar al día siguiente si había cambiado de parecer.
"No tiene por qué hablar conmigo", le dijo Ramírez a un reportero que se le acercó. "No estaré aquí el próximo año". Posteriormente, Ramírez, quien insinuó hace poco que se retirará o que regresará a la Liga Americana, les dijo a otros reporteros que se sentía tan bien después de las prácticas que quizás juegue otros cinco años.
Los otros jugadores de los Dodgers saben que lo que le dice el dominicano a la prensa y lo les dice a sus compañeros de equipo no es necesariamente lo mismo. "Realmente no tomo lo que él dice palabra por palabara", dijo el receptor de Los Angeles, Russell Martin. "No se sabe cuando dice algo públicamente si es lo que realmente siente o si debes creerlo. No es que diga las cosas sin razón. Normalmente tiene algún motivo. Es inteligente. También le gusta hacerse el no inteligente, pero sí lo es." En ese tenor, el jardinero Andre Ethier ha llegado a saber apreciar los diferentes humores de Ramírez."Creo que lo está diciendo para ponerlo ahí y ser el Manny bromista", dijo Ethier. "Lo está diciendo para mover un poco las cosas. No lo puedes tomar tan en serio. Dos semanas después, dirá que jugará otros cinco años. Es Manny. Le gusta hacer lo que menos esperas de él."
El zurdo Clayton Kershaw explicó que al ser un jugador de tal alto perfil, hay algunas consecuencias no esperadas de su comportamiento tan ligero en el clubhouse. "Cuando tienes un Salón de la Fama en el equipo, toda la atención está sobre él, lo cual es bueno", dijo Kershaw. "Le quita mucha atención a los otros, y eso también es muy buen. Es una gran persona para tener en el club, alguien que absorbe toda la atención y la presión." El primera base James Loney está de acuerdo, y afirma que el dominicano es malinterpretado con mucha frecuencia. "Hay que conocerlo, me supongo", dijo Loney. "La gente que no lo conoce, escuchan lo que dice que hacen juicios basados en eso. Por lo que dijo, no puedes saber si cree o sabe si volverá o no. No nos llama tanto la atención lo que les dice a ustedes (los medios)."
Y por supuesto, el manager Joe Torre sabe cómo manejar este tipo de situaciones. "Ya ustedes conocen a Manny", dijo el manager Joe Torre. "Dice muchas cosas. No es que no esté hablando en serio, pero espero que juegue mucho más béisbol. Aún tiene mucho que aportar. Creo que puede lograr más". Los comentarios de Ramírez acapararon titulares, pero no sorprendieron ni a Torre ni al gerente general Ned Colletti, quien se había reunido con Ramírez recientemente. Todas las partes están conscientes de que éste es el último año del contrato de Ramírez, que el quisqueyano cumplirá 38 años de edad en mayo y que sus piernas no aguantan las exigencias de patrullar los jardines. Por su parte, Ramírez sabe que los Dodgers no quieren pagarle entre US$20 y $25 millones a nadie.
Mucho antes de que el toletero lo declarara públicamente, todo parecía indicar que éste sería su último año en Los Ángeles.
"Le gusta divertirse y tiene un buen estado de ánimo en estos momentos", dijo Torre. "No veo en él a un jugador que desde ahora está pensando en el trabajo pesado de la temporada." Torre indicó que tratará de darle días libres rutinarios a Ramírez, especialmente cuando el conjunto juegue un partido diurno después de uno nocturno. El fin es ayudarlo a conservar su resistencia, ya que el año pasado su producción disminuyó en las últimas semanas de la campaña.
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