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jueves, 18 de febrero de 2010

ES MEJOR QUE EL CORREDOR SIGA PARA HOME

Albert Pujols

El escenario


Considera la siguiente situación: Jimmy Rollins está en tercera base sin outs. Jayson Werth batea un elevado de profundidad media hacia el jardín izquierdo; esto es, esencialmente, un elevado de sacrificio en proceso. Rollins sabe qué hacer. Él se regresa a la tercera base, baja la cabeza y espera a que el coach de tercera base, Sam Perlozzo. grite -- ¿Qué?
 

¿Debe quedarse o salir? ¿Cómo es que Perlozzo toma esa decision? ¿Y acaso sus fallas humanas podrían costarle a su equipo, los Filis de Filadelfia, algunas carreras al final?

La respuesta surge al comprender lo que es una buena apuesta en oposición a una mala apuesta. ¿Si te ofrecen la oportunidad de pagar $1 al tirar una moneda de cara o cruz con la oportunidad de ganarte $10 si aciertas, tomarías la apuesta? ¿Qué tal si pudieras decidirte cuando la moneda esté en el aire? Supón que tú puedes jugar este juego varias veces. Tú probablemente aceptarías esa apuesta, aunque tienes un chance de 50 por ciento de perder en cada lanzamiento de la moneda. ¿Por qué? Porque si tú juegas este juego por un tiempo suficiente, tú tienes la oportunidad de ganar más de lo que pierdes. Tú has aplicado instintivamente lo que se conoce como la teoría de valor esperado. Tú podrías perder en un tiro individual de la moneda, pero si tú juegas una y otra vez, tú sabes que eventualmente tendrás más dinero del que tendrías si no hubieses hecho la apuesta. Esta es la manera en que los coaches de tercera base de Grandes Ligas necesitan trabajar y pensar.

La evidencia


En la situación descrita anteriormente, Perlozzo está jugando el mismo tipo de juego -- excepto que no juega por dinero, sino por carreras. Regresemos al escenario del elevado de sacrificio en potencia. Si Perlozzo grita "Quédate", los Filis tendrán un corredor en tercera con un out. En 2009, cuando un equipo estuvo en esta situación, anotó 0.965 careras en promedio. Ese es el equivalente a dejar el billete de $1 en tu bolsillo y no apostar. Si Perlozzo grita "Adelante", sucederá una de dos cosas: Rollins llegará quieto o será out en el plato. Si llega quieto, los Filis conseguirán una carrera y tendrán las bases vacías con un out -- situación que en 2009 produjo 0.279 carreras promedio para un total de 1.279 carreras al combinar ambas situaciones. Si Rollins es out, no habrá nadie en base con dos outs, lo que produjo una expectativa promedio de 0.106 carreras.




Hay una carrera y un out en riesgo, ambos elementos muy valiosos en el béisbol. ¿Cómo puedes evaluar si es una buena apuesta? Sin entrar en ejercicios algebráicos, quiere decir que Perlozzo necesita tener una certeza de 73,2 por ciento de que Rollins llegará quieto antes de enviarlo al plato. Así que, si los entrenadores de tercera base de toda la liga juegan correctamente, nosotros debemos ver un 73 por ciento de los corredores cruzando el plato en esta situación. En el 2009, hubo 97 instancias en las que ocurrió este tipo de situación: cero outs, corredor en tercera, elevado a los jardines. Cuando el corredor trató de cruzar el plato, llegó quieto el 96,2 por ciento de las veces (de 78-75). De hecho, el propio Perlozzo mantuvo récord perfecto en 2009: 100 por ciento de los corredores que envió en esta situación (todos en situaciones de elevados de sacrificio) llegaron quietos al plato.



Esto parece una buena cifra superficialmente, pero no lo es. Una tasa de éxito del 96 por ciento significa que los entrenadores de tercera base fueron demasiado conservadores -- y que los enviaron sólo en situaciones seguras. Supón que luego de considerar la velocidad del corredor en tercera, la distancia del elevado y la fuerza del brazo del jardinero, el entrenador de tercera base calcula que el corredor tiene un 80 por ciento de probabilidad de anotar. Hay un chance de 1 en 5 de que lo fusilen en el plato, y ya habíamos establecido que cualquier probabilidad superior al 73,2 por ciento es una buena apuesta -- así que bajo un régimen racional, un corredor con 80 por ciento de probabilidad debe dispararse como un loco hacia el plato. Si los entrenadores de tercera sólo tienen la voluntad de enviar a sus corredores cuando tienen un 95 por ciento de probabilidad o más de llegar quietos, están dejando sobre la mesa una buena oportunidad de conseguir dinero extra, digo, carreras extras.


¿Por qué Perlozzo y sus hermanos de la línea de tercera base no envían más corredores? Es una falla humana de la que todos somos víctimas. A la gente no le gusta perder. Generalmente vemos las cosas no desde un análisis racional del costo y la eficiencia, sino en términos de cuánto chance de fracaso estamos dispuesto a tolerar en nuestro estómago. Encima de eso, ¿si un corredor es liquidado en el plato, a quién le echan la culpa? Al entrenador de tercera base. ¿Si un corredor busca una base extra y la consigue, quién se lleva el crédito? El corredor. Desde esta perspectiva, el entrenador tiene todo que perder y nada que ganar al gritar "Adelante", así que es mejor enviar a los corredores que curazarán el plato con toda seguridad. Este comportamiento se conoce como evasión de culpa. La gente hace las cosas no porque sean las mejores decisiones, sino porque la probabilidad de que algo salga mal y sean culpados es menor. ¿Eso sucede en tu oficina también, no?


Si tú usas esa misma fórmula en varias situaciones similares (configuraciones distintas de corredores, un out en oposición a cero outs, etc.), ellos todos demostraron el mismo patrón. El punto de "balance" usualemente es 75 por ciento, pero la tasa real de éxito es muy superior al 90 por ciento. Por medio de un poco de matemática más compleja (conlleva una técnica conocida como regresión logística binaria), el equipo promedio deja como cuatro carreras sobre la mesa por temporada sólo en elevados de sacrificio en potencia. Y los elevados de sacrificio son sólo una de las cosas que evalúan los entrenadores de tercera base. También tiene que decidir si debe enviar a un corredor de primera base al plato en un doblete, de segunda al plato en un sencillo y de primera a tercera en un sencillo. Todas estas situaciones muestran el mismo margen entre el punto de balance y la tasa de éxito.


Si sólo miramos la tasa de corredores que llegan quietos, hubo siete entrenadores de tercera base quienes marcaron récord perfecto al enviar corredores en elevados de sacrificio en 2009, extrañamente, todos en la Liga Nacional: Perlozzo, Pat Listach (Nacionales de Washington), Tony Beasley (Piratas de Pittsburgh), Tim Flannery (Gigantes de San Francisco), Dave Clark (Astros de Houston), Larry Bowa (Dodgers de Los Ángeles) y Bo Porter (Marlins de Florida); Porter será entrenador de los Diamondbacks de Arizona esta temporada. Solamente un entrenador de tercera base (Dave Owen de los Reales de Kansas City) cayó por debajo de una tasa de 90 por ciento -- pero ese no es el número que deberías observar.


¿Cuáles entrenadores de tercera base dijeron "¡Adelente!" la mayor cantidad de veces en 2009? Entre todos los elevados de sacrificio en potencia (corredor en tercera, menos de dos outs, elevado o línea hacia un jardinero), Tom Foley de los Rays de Tampa Bay tuvo la mayor probabilidad de enviar a un corredor (88,9 por ciento), seguido por Rich Dauer de los Rockies de Colorado (88,4), Brad Fischer de los Cervceros de Milwaukee (87,9), Scott Ullger de los Mellizos de Minnesota (87,9), y Chip Hale de los Diamondbacks de Arizona (87,8). Los entrenadores con mayor probabilidad de gritar "¡Quédate!" fueron Glenn Hoffman de los Padres de San Diego (70,9), Owen de los Reales (70,6), Mike Quade de los Cachorros de Chicago (70,5), Listach de los Nacionales (69,6) y, en último lugar, nuestro amigo el Sr. Perlozzo de Filadelfia (69,2).

La conclusión


Esto se pone interesante: ¿Qué pasaría si los entrenadores de tercera base enviaran a todos los corredores al plato en esos elevados de sacrificio en potencia, sin importar si es una buena idea o no? Resulta que los equipos probablemente anotarían más carreras de las que anotan ahora.

Ciertamente, fueron muy raras las situaciones en las que enviar al corredor resultó en una mala idea, aun luego de ajustar por la distancia del elevado y la velocidad del corredor. Casi siempre la probabilidad de que el corredor anotara fue mayor que el punto de balance.

El corredor puede ser sacado de out esta vez, pero si un equipo realmente se comprometiera a jugar con este estilo de juego callejero, anotaría más carreras.


Por tanto, el entrenador ideal de tercera base lleva un letrero que dice: "Si el caballero que actualmente tiene la pelota es un jardinero, por favor gire a la izquierda y corra unos 90 pies adicionales". Resulta en un contrasentido, pero el entrenador de tercera base que más ayuda a su equipo es el que no cuenta con la mejor tasa de corredores quietos sino el que tiene la mayor tasa de impulsarlos hacia el plato.

 Por Russell A. Carleton
Baseball Prospectus

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