El manager de los Cachorros Lou Piniella sabe que el trineo se mueve más eficientemente cuando el perro que va al frente va llevando a los demás por el camino. Esa referencia tiene una aplicación literal en la ruta de Anchorage a Nome, y una figurativa en la esquina de Clark y Addison. "Cuando tu abridor No. 1 está lanzando bien, eso realmente ayuda a toda la rotación," dijo Piniella. "Cuando tu cerrador está lanzando bien, eso ayuda a tu bullpen. Y cuando la parte media de tu alineación está funcionando, eso ayuda al resto de la alineación. Todo el mundo se relaja un poco más. No tengo una respuesta de la razón de porqué eso es así, pero siempre ha funcionado de esa manera."
Esa conversación también es cierta, y ayuda a explicar la razón por la que los Cachorros del 2010 tienen marca de 19-24, languidecen a seis juegos en la División Central de la Liga Nacional y parecen un equipo que tendría suerte si terminan terceros en su división detrás de San Luis y Cincinnati. "Pienso que ellos están muertos en el agua," dijo un escucha de la Liga Nacional que ha visto su cuota de juegos del equipo de Piniella esta temporada. Mientras el cerrador Carlos Mármol ha lucido tremendo y Carlos Silva y Tom Gorzelanny han ayudado a sobrepasar la extraña odisea de Carlos Zambrano de la rotación al bullpen, y de vuelta atrás, dos factores ayudan a explicar la razón por la que la ofensiva de los Cachorros se ha quedado estancada en intérvalos regulares en esta temporada. Sus nombres son Derrek Lee y Aramis Ramírez.
Lee, el primera base de Chicago y No. 3 en la alineación, y Ramírez, el antesalista del equipo y protector nominal de Lee en el orden al bate, se han alternado entre malo y peor en el primer cuarto de temporada. En una alineación repleta de sorpresas agradables, ellos han sido un lastre en las ambiciones de los Cachorros. Los jardineros Marlon Byrd, Alfonso Soriano y Kosuke Fukudome y los jugadores del cuadro Ryan Theriot y Mike Fontenot está bateando sobre .300, el receptor Geovany Soto tiene porcentaje de embase de .446 y los novatos Starlin Castro y Tyler Colvin han dejado impresiones tempranas positivas. Pero con la excepción de la explosión ofensiva de 14 carreras contra Cincinnati y 80 carreras en 10 juegos contra Arizona y Milwaukee, la ofensiva de los Cachorros ha dormido el sueño de los justos. Esa es mayormente una reflexión de los chicos grandes, que se han pasado seis semanas intentando descifrar lanzamientos rompientes, conectando rectas hacia zona foul, empujando lanzamientos fuera de la zona de strike para rodados 6-3, y en general logrando batazos duros pero con mala suerte.
Lee, bateador de .261 de por vida en abril y mayo (comparado con .295 de junio a septiembre) está acostumbrado a tener inicios lentos. Lució perdido en la mayor parte de los entrenamientos primaverales en el 2009 solo para calentarse en mayo y conseguir los mejores números de su carrera. Pero su resurrección del año pasado no hace esta mala racha más fácil de aceptar. "Soy bastante bueno en mantener un temperamento ecuánime," dijo Lee, "pero no es divertido el salir allá afuera y hacer out tras out. Cuando todos los demás están teniendo éxito, uno quiere ser parte de eso. Se que si bateo en el medio del orden al bate, eso hará aún mejor nuestra alineación."
“ "Cuando te quedas parado derecho y esperas la pelota, eso te permite hacer una buena decisión. Es algo que ellos tienen que seguir trabajando sobre la marcha. Puede ser mecánico, puede ser mental, o ambos''
” -- El coach de bateo de los Cachorros Rudy Jaramillo
Eso no ha sucedido todavía. Lee batea .222 y tiene slugging de .352 el 24º mejor entre los inicialistas con al menos 100 turnos al bate. Solo Casey Kotchman de Seattle y Garrett Atkins de Baltimore tienen sluggings menores en dicha posición. Lee solo luce bien al ser comparado con Ramírez, que batea .166 y tiene tres juegos con más de un hit en toda la temporada. Ramírez no logró cuadrangulares en 108 turnos consecutivos antes de conectar un jonrón de dos carreras en la entrada 11 para dejar en el terreno a Colorado 4-2 el lunes. Los Cachorros esperaban que ese batazo fuera el inicio de cosas mejores, pero Ramírez se ha ido en blanco en ocho turnos desde entonces. Se perdió el primer juego de la serie interligas en Texas el viernes debido a una lastimadura en un pulgar. Al famoso coach de bateo Rudy Jaramillo, a tres meses de haber comenzado su estancia con los Cachorros, le gusta que sus bateadores bajen su pie delantero más rápido y que tengan una buena posición trasera. Dicho esto, tanto Lee como Ramírez han estado demasiado rápidos en ocasiones, apresurando su swing fuera de su zona de comodidad.
¿Acaso se debe a que están demasiado ansiosos, están intentándolo demasiado duro, están teniendo problemas con reconocer los lanzamientos, o sienten la necesidad de "hacer un poco de trampa" para intentar atrapar los lanzamientos duros? Nadie ha podido conseguir una respuesta clara a esa pregunta. "Es básicamente la misma cosa," dijo Jaramillo. "No tienen ritmo, y no están dejando que la bola llegue lo suficientemente profundo [en la zona de strike]." Jaramillo se refiere a ese fenómeno con el "backeo de la pelota." Los milisegundos preciosos que se sacrifican con un swing adelantado pueden significar la diferencia entre un turno productiva y una causa perdida. "Cuando te quedas parado derecho y esperas la pelota, eso te permite hacer una buena decisión," dijo Jaramillo. "Es algo que ellos tienen que seguir trabajando sobre la marcha. Puede ser mecánico, puede ser mental, o ambos."
Ramírez está recibiendo menos bases por bolas y ponchándose más en esta temporada, y eso es solo parte de su problema: De acuerdo con el portal FanGraphs.com, él está bateando menos líneas y menos rodados, y está generando elevados en el 60 por ciento del tiempo, comparado con el 44 por ciento la temporada pasada. Eso está bien cuando esas pelotas se van por encima de la cerca. Pero cuando estas mueren en la franja de advertencia, eso significa muchas vueltas en círculo y trotes de vuelta al dugout. Y en cuanto a Lee, él está abanicando más lanzamientos fuera de la zona de strike, y poniéndolos en juego más frecuentemente. Pero cuando el resultado son más elevados débiles y rodados que líneas al hueco entre jardineros, quizás le vaya mejor haciendo swing y fallando más frecuentemente. "Obviamente, algunos días son mejores que otros," dijo Lee. "Pero no he podido encontrar ese ritmo en el que pueda realmente ver bien la pelota y poder abanicarla bien cuando me lancen un pitcheo que me guste. Sé que he tenido muchos malos partidos, pero realmente no veía venir esto."
Lee, en el año final de su contrato de cinco temporadas y $65 millones, dijo que su posible incursión a la agencia libre no ha afectado su enfoque en el terreno. Ramírez, quien declinó ser entrevistado para esta historia, tiene un salario garantizado de $16.6 millones que se le adeuda luego de esta temporada, al terminar su contrato de cinco años y $75 millones.
La historia nos dice que cuando Lee y Ramírez comiencen a batear, algunos otros Cachorros se enfriarán. Fukudome ha sido un maestro de la desaparición en la segunda mitad de sus dos temporadas con Chicago, Y Theriot produjó siete extrabases y porcentaje de slugging de .303 luego del Juego de Estrellas en el 2009.
Si esto ayuda, Lee y Ramírez recibirán todo el apoyo moral y las apariciones en el plato que ellos necesiten hasta que sus hits comiencen a caer. A menos que hagan un mega cambio o que resuciten las carreras de Ron Santo y Ernie Banks con una máquina del tiempo, ¿cuál otra alternativa tienen los Cachorros? "Estos tipos han estado aquí y han sido exitosos por mucho tiempo," dijo Soto sobre Ramírez y Lee. "Todos tenemos fe en ellos. Es tiempo que nosotros los carguemos a ellos hasta que logren despertar, pero uno ve que las cosas comienzan a cambiar para bien."
Hasta que los números comiencen a reflejar ese viraje, Piniella mantendrá una vigilancia desde el dugout por buenos turnos al bate y otras señales de que el hielo ha comenzado a derretirse. "He visto algunos destellos, pero todavía no he visto consistencia," dijo Piniella. "Sin duda, ambos han tenido problemas este año." ¿Problemas? Ese es el caso típico de un manager hablando, quedándose corto y diciendo un eufemismo al mismo tiempo. Es mejor que acabe el actual estatus, o será un verano digno de olvidar en el Wrigley.
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