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CHICAGO
Cuenta la historia que, bateando en la quinta entrada del tercer juego de aquel Clásico de Otoño, en cuenta de dos bolas y dos strikes ante el pitcher Charlie Root, Ruth señaló hacia el jardín central del Wrigley Field, procediendo a conectar el siguiente envío precisamente a ese lugar, un panorámico cuadrangular que se estima viajó cerca de 490 pies, y que desde entonces pasó a formar parte de las grandes anécdotas, no sólo de las Series Mundiales, sino de toda la historia del Béisbol de las Grandes Ligas.
Todos esos recuerdos comenzaron a revivirse el viernes en el inicio de la serie de interligas más esperada de este fin de semana. La visita de los Yankees a Wrigley Field, por segunda ocasión desde aquella Serie Mundial de 1938 (ya que también viajaron a los "Confines Amistosos" en 2003), atrajo la atención de todos en la Ciudad de los Vientos, y en un estadio que, con 42.219 aficionados, registró la mejor asistencia en lo que va de la temporada.
Desde tempranas horas, la gente comenzó a aproximarse a los "Confines Amistosos", los bares y restaurantes se llenaron desde el mediodía, sin importar que fuera día laborable. Cientos de fanáticos buscaban desesperadamente un boleto y varios lo consiguieron, ya que la reventa hizo de las suyas con precios exorbitantes.
A Davis, como héroe principal, se le sumaron tres jugadores más que fueron parte fundamental en el triunfo, todos ellos de la República Dominicana. Starlin Castro conectó dobletes en sus dos primeros turnos ante el venezolano Freddy García, y en ambas ocasiones se metió al pentágono, anotando dos de las tres carreras de su equipo. Aramis Ramírez logró sencillos remolcadores en esas dos ocasiones en las que vino a batear con Starlin en circulación, para producir dos de las tres anotaciones; y Carlos Mármol, que tuvo que trabajar horas extras, viniendo a ponchar en situación dramática a Alex Rodríguez que representaba la carrera del empate en el octavo, y que retiró la novena dejando las dos anotaciones potenciales del empate sobre las bases, antes de ponchar al emergente Chris Dickerson.
Tampoco podemos dejar atrás la gran atrapada de Reed Johnson al batazo de Robinson Canó abriendo precisamente ese noveno episodio, una jugada que además de haber provocado el alarido de la multitud que se puso de pie para festejar, también alumbró al manager de los Cachorros como un genio, ya que antes del inicio del inning, había sustituido a Alfonso Soriano por el propio Johnson para fortalecer la defensa.
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