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NUEVA YORK
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Es un astro con formación local que está teniendo una temporada magnífica en la capital de los medios de comunicación del mundo. Está a punto de cumplir 28 años, justo cuando ingresa al mejor momento de su carrera. Y en los meses siguientes, el dominicano José Reyes podría haberse ido. En sólo un minuto de Nueva York. Enfrascados en una demanda por 1.000 millones de dólares debido a sus negocios con el defraudador Bernard Madoff, los propietarios de los Mets neoyorquinos, cortos de fondos, tienen otro dilema que exige pronta atención: ¿Qué hacer con Reyes?
El veloz campocorto batea de .333 y puede volverse agente libre después de la temporada, así que su precio sube con cada triple que batea y cada vez que se arroja de cabeza en la antesala. "Hay días en que es el mejor pelotero en el béisbol", señaló el piloto de los Piratas de Pittsburgh, Clint Hurdle. "Su repertorio de habilidades puede ser fuera de serie. Es electrizante". Esa situación coloca al gerente general de los Mets, Sandy Alderson, en un verdadero embrollo. El canjear un jugador popular por un prospecto de las menores puede indignar a los aficionados, ya de por sí frustrados con el desempeño general del equipo. Otra opción es mantener la esperanza de que el club pueda solventar recontratar a Reyes, pero ello conlleva el riesgo de perderlo por nada más que un par de seleccionados del draft como compensación.
Es un predicamento que los equipos con mercados pequeños en Cleveland, Oakland y Florida enfrentan todo el tiempo. Pero en Nueva York, los aficionados al béisbol desean que sus proyectos de reorganización no salgan de la ciudad. La posibilidad de pedirle paciencia a los fanáticos podría funcionar en Kansas City, pero no en una ciudad donde los Yanquis son el equipo que más gasta en las mayores. Todo indica que la mejor salida sería pagar lo necesario y mantener a un gran pelotero en el diamante de los Mets. "Este es un proceso en marcha que vamos a seguir evaluando; están en juego varias consideraciones diferentes", dijo Alderson, asegurándose de no revelar qué hará. "En algún momento, esas convergerán".
Inteligente, analítico, experimentado y sensato, Alderson fue contratado en octubre y podría ser la persona correcta para encomendarle semejante decisión. Pero en términos del béisbol, los Mets únicamente están en condiciones de seguir esa táctica durante los dos próximos meses. Después del plazo de transferencias que termina el 31 de junio, el asunto se torna muy difícil. En el terreno de juego, Reyes hace cuanto puede para preservar la reputación del club y mostrar que él es digno de un acuerdo lucrativo a largo plazo. Es además un imán de taquilla en el Citi Field, donde la asistencia ha menguado en momentos en que los propietarios cuentan cada dólar. Reyes, ambidiestro y primer bate, encabeza a las Grandes Ligas con ocho triples y aparece entre los líderes de la Liga Nacional en promedio de bateo, carreras, hits, dobles, robos y total de bases. El jueves reapareció en la alineación titular luego de tres días en licencia de duelo por la muerte de su abuela, y ayudó a los Mets a repuntar y vencer 9-8 a Pittsburgh.
"A todas luces es un paquete completo", consideró el piloto de los Mets, Terry Collins. "Me refiero a que es un jugador ofensivo que puede revertir el partido con sus pies. En la parte defensiva puede representar una enorme diferencia". "Tal vez tiene el mejor brazo de lanzar que le haya visto a un torpedero. Puede hacer todas las jugadas. Tiene la velocidad, tiene manos magníficas. Es atrevido. No tiene miedo de hacer una jugada difícil. Así, sin él no estaríamos para nada donde estamos hoy", agregó. Es también un jugador apasionado que suele ensuciarse el uniforme y ofrece una interminable energía en el terreno casi todas las noches.
Esa última virtud puede ser tan valiosa como el oro para un equipo de las mayores que tiene que disputar 162 partidos por temporada, con pocos días libres. "Sé que hay muchos rumores por ahí de que el equipo va a canjearme y cosas por el estilo", dijo Reyes el domingo. "No pienso en ese tipo de cosas. Si lo hago, no voy a tener el desempeño que quiero en el terreno de juego. Por eso las dejo de lado". Aunque también hay que señalar que tiene deficiencias. Reyes gusta de batear sin seguir instrucciones y tiende a cometer errores mentales en las bases. Sus bromas han irritado a adversarios. También tiene un historial de lesiones en las piernas que en el 2004 le permitieron jugar sólo 53 partidos y en el 2009 nada más 36.
Ese aspecto llevó a Fred Wilpon a decir lo siguiente sobre Reyes en una semblanza reciente del dueño de los Mets que publicó la revista The New Yorker: "Cree que va a conseguir el dinero de Carl Crawford. Ha estado del todo equivocado. No lo tendrá". Crawford, desde luego, firmó hace varios meses un contrato por 142 millones de dólares y siete años con los Medias Rojas de Boston. Que Reyes pueda lograr ese tipo de contrato está por verse, pero tiene habilidades equiparables y algunos de sus números de por vida tienen una similitud sorprendente.
"La gente dice que cuando tienes 27, 28 (años) es cuando comienzas a rendir frutos", dijo Reyes, que ha sido seleccionado para tres Juegos de Estrellas y disputó al menos 153 partidos en cada temporada entre el 2005 y el 2008. "Puedo mejorar, sin duda".
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