Stephen Strasburg solo tiene 12 1/3 entradas en grandes ligas a su haber, pero su résumé ya incluye una aparición en David Letterman, un premio de Jugador de la Semana, y un emparedado de un establecimiento de comida rápida a su nombre. El menú de un restaurante en Washington, D.C., tiene un "Strasburger" fpr $10.99. Tiene queso cheddar y viene con un hot dog en honor a la primera aparición profesional de Strasburg con los Phoenix Desert Dogs en la Liga de Otoño de Arizona.
Cuando Strasburg haga su próxima salida ante los Medias Blancas de Chicago el viernes en el Nationals Park, las gradas estarán repletas, llenas de excitación y se sentirá más como un evento que como un típico juego de béisbol en junio. Babe Ruth estableció el estándar para ver a los peloteros como entretenimiento en la década de los años 20, y eso no ocurre con frecuencia. En la entrega de esta semana de los 9 Abridores, le echamos una mirada a la Strasburg-mania y reconocemos a otros jugadores en los últimos 40 años que han hecho de cada juego un "evento" y que han alcanzado a una audiencia mayor debido a su tremendo talento, carisma, o una combinación de ambas.
Con todo el respeto a la cadena de juegos jugados consecutivamente por Cal Ripken Jr., la persecusión de Ty Cobb por parte de Pete Rose y el HR 715 de Hank Aaron, ellos no van a aparecer más abajo porque el ámbito de su logro fue tan grande como el alcance de su recurso individual. Otros nombres que merecen mencionarse: Reggie Jackson, David Clyde, Ken Griffey Jr., Randy Johnson, Roger Clemens, Greg Maddux, Mark Prior, Alex Rodríguez, Jose Canseco, Deion Sanders y Dontrelle Willis. Y no olvidemos a "Súper Joe" Charboneau, quien se hacía su propio trabajo dental, bebía cerveza a través de su nariz, y fue inmortalizado en libros y canciones como la segunda venida de Rocky Colavito durante un verano mágico en Cleveland en 1980.
Mark McGwire y Sammy Sosa, 1998
En septiembre de 1998, el diario The Sporting News publicó una historia en celebración del arraigo profundo de McGwire en la psiquis del público. Fue titulada "El Héroe Americano." "América acoge a Mark McGwire debido a que es un tipo recto que honra la historia del béisbol, inspira respeto entre sus compañeros y contrarios por igual, tiene conciencia social, abraza a su hijo y, oh sí, batea cuadrangulares como nadie," según rezaba la nota.Docenas de otros medios publicaron historias similares. Es fácil echar una mirada atrás, ahora que McGwire admitió el uso de sustancias para mejorar el rendimiento, y catalogar la atención recibida como mal guiada y descartar sus logros como fraudulentos. Pero eso no puede borrar el impacto que McGwire y Sosa tuvieron a finales de los años 90. Y no fue meramente durante su asalto record a la marca de Roger Maris; McGwire subió de 39 a 52 a 58 jonrones en las tres temporadas anteriores a esa, y sus prácticas de bateo casi se habían convertido en un carnaval. En retrospectiva, todo fue un cuento de hadas, hasta en la farsa que McGwire y Sosa eran los mejores amigos, y que realmente, realmente se apreciaban el uno al otro. Pero el encanto de su competencia fue como una droga para los medios de comunicación, y Time, Newsweek, las cadenas de TV y otros medios no deportivos se apresuraron al inhalarla.
Ed Lynch, ahora escucha con los Azulejos de Toronto, era el gerente general de los Cachorros en el 1998. Recuerda como cambió la atmósfera cuando terminó la serie regular y Chicago se enfrentó a Atlanta en la Serie Divisional de la Liga Nacional. "Una vez llegó la postemproada todo era como que, 'Gracias a Dios, ahora nos podremos deshacer de todos estos periodistas,"' dijo Lynch. "Teníamos 300 periodistas por día en las últimas seis semanas de la temporada. Sammy tenía que hacer conferencias de prensa todos los días, y le encantaba cada minuto de ese alboroto. Pero McGwire lo odiaba. A Sammy le encantaba."
Barry Bonds, a finales de los años 90 y principio de los 2000
Antes que los fanáticos fuera de San Francisco llegaran a detestar a Barry Bonds y lo descartaran como un tramposo, a ellos meramente no les gustaba el tipo pero no podían resistir comprar boletos para verlo jugar.Los Gigantes lideraron las Grandes Ligas en asistencia en la carretera en el 2001, la temporada en la que Bonds conectó 73 jonrones. Llegaron terceros del 2002 al 2004, bajaron al puesto 12 en el 2005 cuando Bonds apenas jugó por lesiones, y luego reaparecieron entre los primeros cinco cuando Bonds pasó a Hank Aaron para convertirse en el rey de los cuadrangulares. Los fanáticos también pagan para ver villanos, y Bonds llevo la mezquindad a una nueva forma de arte mucho antes que su nombre apareciera en la misma frase con la palabra BALCO. Tal vez estaba haciendo noticia por sus faltas de respeto hacia Babe Ruth, protagonizando su propio programa de realidad virtual, o ignorando a fanáticos, reporteros o cualquier otra persona en su espacio vital con su encanto especial.
"Bonds no es querido por sus compañeros," según escribió Rick Reilly en el 2001. "Ni siquiera les gusta. Es como una diva de MTV, pero con aretes más grandes." Tres años antes que Bonds llegara a 73, tuvimos un atisbo de su habilidad para mantener a un estadio completo bajo su dominio. Arizona vencía a los Gigantes 8-6 con dos outs en la novena entrada cuando el manager de los Diamondbacks Buck Showalter ordenó al lanzador Gregg Olson darle una base por bolas intencional a Bonds con las bases llenas. Y la estrategia funcionó cuando el receptor de los Gigantes Brent Mayne conectara lineazo de out para acabar el juego. "Yo nunca había visto algo así, excepto quizás en Pequeñas Ligas si un tipo batea sobre .900 o algo así," dijo Mayne. Antes que llegara Bonds, Willie McCovey tenía el record de bases por bolas intencionales en una temporada con 45. Bonds tuvo 120 boletos intencionales en el 2004. Bonds terminó su carrera con 688 bases intencionales. Aaron se ubica segundo en la lista de todos los tiempos con 293.
Mark Fidrych, 1976
Strasburg causó un temblor menor el domingo en Cleveland cuando pidió a los trabajadores del terreno que repararan un hueco en la loma. En contraste, Fidrych prefirió escarbar en la tierra y hacer su propio mantenimiento en la loma cuando lo necesitara.Él además le hablaba a la pelota, revisaba cada hueco en los telefonos de monedas en dos ocasiones y jugaba el juego con una energía que podía iluminar estadios completos de costa a costa. Un coach de liga menor llamado Jeff Hogan lo bautizó como "El Pájaro " debido a su semejanza con el personaje de Sesame Street, y eso rapidamente reemplazó a "Steven" como el nombre medio de Fidrych. Fidrych entró a la escena pública con una acutación de seis entradas sin permitir hits contra los Indios de Cleveland, y se convirtió en una sensación con una victoria de juego completo contra los Yankees de Nueva York en "Monday Night Baseball" el 28 de junio. Su compañero en los Tigres de Detroit Rusty Staub tuvo que sacarlo del camerino y llevarlo al terreno para una ovación de pie ante los fanáticos antes que estos abandonaran el Tiger Stadium.
Fidrych logró marca de 19-9, abrió el Juego de Estrellas, y se llevó el premio de Novato del año. Fue la portada de las revistas Time, Sports Illustrated y Rolling Stone, en la que habló sobre las virtudes del grupo Grateful Dead, e hizo una aparición como invitado con Johnny Carson. Los fanáticos escribieron canciones de "Pájaro" en su honor y las pusieron en las estaciones de radio de Detroit, y las adolescentes se paseaban por la barbería donde solía recortarse para intentar quedarse con un mechón de su cabello. El columnista del diario Washington Post Thomas Boswell tildó a Fidrych de ser el "primer Beatle del béisbol," y el narrador de los Tigres Ernie Harwell lo llamó "el jugador más carismático que jamás haya visto." La asistencia de los Tigres aumentó en 400,000, y el impacto fue igualmente notable como visitante. "Tenía mujeres que venían donde mi, madres que me decían, 'Sabes, yo no miraba el béisbol hasta que tú llegaste,' " dijo Fidrych en 1991. "O tipos que me decían, 'Mi esposa, nunca miraba el béisbol, pero ahora se sienta conmigo a ver los partidos -- gracias a t i. No por el juego, sino por tí.' "
Tristemente, la alfombra mágica de Fidrych se fue más rápido de lo esperado. Se lastimó el hombro y solo ganó 10 partidos más antes de retirarse en el. En 2008, murió en un accidente mientras trabajaba en su camión de 10 ruedas en su hogar en Northborough, Mass. Fidrych tenía 54.
Fernando Valenzuela, principios de la década de los 80
La "Fernandomania" nació el 9 de abril de 1981, cuando Jerry Reuss se lastimó un tobillo, Burt Hooton no pudo lanzar debido a una uña enterrada, y el manager Tommy Lasorda le dio la pelota a Valenzuela, que solo tenía 20 años en ese momento. Valenzuela maniató a Houston en su debut, y para el 14 de mayo, era la comidilla del béisbol con marca de 8-0 record, efectividad de 0.50 y ocho juegos completos.Valenzuela no hablaba inglés, pero tenía un atractivo que trascendía las barreras del lenguaje. Era regordete y no parecía un atleta, llevaba el cabello largo, y contorsionaba su cuerpo y miraba al cielo como si buscara la ayuda de los diones del béisbol en medio de su envío hacia el plato. Mirándolo en retrospectiva, la rutina era un cruce entre Luis Tiant y el personaje de Nuke LaLoosh que respiraba a través de sus ojos en la cinta "Bull Durham." Valenzuela, apodado "El Toro," aprovechó el gran poder del mercado latino, y se convirtió en un fenómeno cultural, atrayendo lesiones de fanáticos desde su natal México y desde otros estados vecinos como Arizona y Nuevo México. Bandas de mariachis estaban presentes en cada apertura, y fue invitado a la Casa Blanca para almorzar con el presidente Ronald Reagan y el presidente mexicano José López Portillo.
"Combinaba la gracia campesina de un protagonista de Ring Lardner y el aura fuera de este mundo de una creación de García Márquez. Era un personaje mágico," escribió Patrick McDonnell en el diario Los Angeles Times. Valenzuela fue pieza fija en la rotación de los Dodgers por una década, hasta su salida en 1991. Se unió de nuevo a la organización como comentarista de la transmisión en español en el 2003.
Bo Jackson, a finales de los años 80
Los equipos de televisión de ABC, CBS, NBC, ESPN y CNN y representantes de todos los diarios grandes se reunieron en el palco de prensa para observar a Bo Jackson hacer su debut en 1986 como bateador designado como séptimo bate. Nada mal para un chico salido de la Southern League que jugó con los Memphis Chicks y los Columbus Astros. "Fácilmente fue el juego de liga menor con mayor cobertura en la historia," escribió Ross Newhan en el diario Los Angeles Times.Jackson, ganador del Heisman Trophy en Auburn, poseía un cúmulo de herramientas casí mística. Art Stewart, director de cazatalentos de los Reales de Kansas City, le dijo a los reporteros que Jackson "combinaba la velocidad de Willie Wilson, el brazo de Roberto Clemente y el poder de Mickey Mantle." Las imágenes están grabadas en nuestras memorias: Bo corriendo hacia arriba y luego hacia abajo en la cerca tras una increíble atrapada ante Baltimore, dejando incrédulo en el plato a Harold Reynolds, bateando un grand slam de 420 pies luego de romper su bate, y rompiendo otro sobre su muslo luego de un ponche.Algunos días, solo por diversión, Bo se metía a la jaula de bateo del lado zurdo, y lanzaba un par de misiles por encima de la cerca. "No creo que nadie piense en irse de su asiento para ir al baño o para comprar comida cuando Bo viene al bate. Uno no se quiere perder de nada," dijo una vez George Brett. Y John Wathan de los Reales predijo que Jackson pudo ser el primer jugador en conectar 50 jonroens y robarse 50 bases en una temporada.
Su ex compañero Jamie Quirk recuerda haberle dicho adiós a Jackson al final de una temporada de los Reales, luego haber conseguido pases para ver a Bo en un juego Raiders-Chiefs en Kansas City par de semanas más tarde. Mientras Quirk observaba a Jackson atemorizar a las defensas, él pensó, "¿Y nosotros jugamos béisbol con este tipo?" "A pesar que los Reales eran buenos en ese momento, él trajo un aura al equipo que le hacía falta," dijo Quirk. "Era como un espectáculo aparte. No era, 'Vamos a ver a los Reales.' Era, 'Vamos a ver a Bo."'
Dwight Gooden, 1984 y '85
¿Piensan que el debut de 14 ponches sin bases por bolas de Strasburg fue impresionante? En septiembre de su año de novato, Gooden logró salidas consecutivas de 16 ponches sin bases por bolas ante los Piratas de Pittsburgh y los Filis de Filadelfia. Y tenía 19 años de edad.Antes de convertirse en oficial de oficina central, Ed Lynch era compañero de Gooden. Dijo que si la curva promedio de un lanzador se le llamaba "Tio Charlie," la gente debería referirse al lanzamiento rompiente de Gooden como "Lord Charles." Los fanáticos conmemoraban cada ponche en su lugar bautizado como la "Eskina de la K."
"Era una broma," dijo Lynch. "Era como ver a un chico en Pequeñas Ligas. Cuando se anunciaba que Dwight iba a lanzar sábado, yo recibía llamadas telefónicas de parientes que ni sabía que tenía. A ellos no les importaba cuando yo lanzaba. Ellos solo querían ver a Dwight lanzar." A pesar que los Mets de mediados de los años 80 estaban llenos de poder estelar, el lanzador Ron Darling dijo que Gooden y Darryl Strawberry eran los dos jugadores principalmente responsables de traer el "sentimiento mágico " de vuelta al Shea Stadium. Darling veía muchas de las aperturas de Gooden desde un asiento en el dugout, y comparó al joven Gooden con Wayne Gretzky, Tiger Woods y otros grandes atletas que trascendían su deporte y lo transformaban una obra de arte. "Él era un prodigio," dijo Darling en una entrevista en el 2008. "Para gente que le gustaba la música de Yo-Yo Ma, Dwight era como el Yo-Yo Ma para los fanáticos del deporte.
"El hizo que la gente pensara sobre béisbol a pesar que no les gustaba el béisbol. La gente diría, Tengo dos boletos para el juego, Dwight Gooden lanza mañana. Y eso sería como, 'bien, me encantaría ir, ¿Dónde queda el Shea Stadium?' Él era como los Beatles por un tiempo. Era grandioso ser parte de eso."
Ichiro Suzuki y Hideo Nomo

Barry Bonds se acostumbró a tener que Pedro Gémez de ESPN siguiendo sus partidos y relatando cada una de sus movidas. Para el momento en el que Nomo e Ichiro llegaron a EEUU, eran perseguidos por decenas de reporteros japoneses ansiosos de saber donde comían, donde compraban su ropa y como disfrutaban su rutina diaria. No había detalle que pareciera demasiado trivial para ser reportado e inmortalizado para la posteridad.Tony Attanasio, el agente de Ichiro, recordó que una vez una reportera lo siguió para un conseguir una actualización de la agenda de Ichiro en su día libre. Attanasio le dijo que él se había ejercitado, se había dado una ducha, y se había ido a su casa. "Y ella me preguntó, "¿Usó agua caliente, agua fría o mezcla de ambas?"' dijo Attanasio. Nomo, apodado "El Tornado" por su forma poco ortodoxa de lanzar, tuvo marca de 13-6 como novato con los Dodgers y de inmedianto se convirtió en uno de los favoritos en Chavez Ravine. En 1996, consiguió algo casi imposible, lanzar un partido sin hits en el Coors Field de Colorado antes que se utilizaran alli los humidificadores de pelotas. Ichiro, siete veces campeón de bateo en Japón, fue el foco de atención de una guerra de ofertas luego de anunciar su intención de dejar el equipo de los Orix Blue Wave para irse a las Grandes Ligas. No decepcionó, ganando el premio de JMV y Novato del Año para Seattle en el 2001. Desde ese entonces, Ichiro ha jugado en el Juego de Estrellas, ganado un Guante de Oro y amasado 200 hits en nueve temporadas consecutivas, y ha ayudado a trazar el mapa para la llegada de otros compatriotas suyos como Hideki Matsui."Él es un pionero, como Lewis y Clark,'' dijo el manager de los Marineros en el 2001 Lou Piniella. "Sin embargo, no creo que Ichiro sepa quienes son Lewis y Clark."
Pedro Martínez, 1999 y 2000
Martinez fue la personificación de la "mística" y el "aura" durante un increíble periodo de dos años con Boston, cuando logró marca de 41-10, ponchó a 597 bateadores y embasó 69. Lideró la Liga Americana con efectividad de 1.74 en el 2000, y Roger Clemens llegó segundo con 3.70."Apertura tras apertura, la campaña de Martínez en el 2000 fue la temporada más grande en términos de pitcheo en la historia del béisbol," dijo el historiador de béisbol David Jones. La única razón por la que Jones ubica la temporada de Martínez como la tercera mejor de todos los tiempos -- detrás de la temporada con efectividad de 1.12 de Bob Gibson con San Luis en 1968 y el esfuerzo de 36 victorias de Walter Johnson para los Senadores de Washington de 1913 -- es porque Martínez se perdió cinco salidas debido a una lesión.
Durante una entrevista en el 2008, Martínez reflexionó sobre sus años pico con un sentido de asombro. "Esas dos temporadas fueron especiales porque fueron en el mismo medio de la era de esteroides," dijo Martínez. "¿Sabes lo que me enorgullece? Yo pesaba 170 libras, y me tomaba dos Advils y lo hacía. Independientemente, de lo que pase de ahora en adelante, me voy a llevar eso como mi trofeo. Lo hice de la manera correcta. No hice trampas en el juego. Lo que yo hice fue en un momento especial cuando nadie estaba cerca de eso." El impacto de Martínez no se puede medir en números. Era delgado, tenía tres lanzamientos de calibre de Salón de la Fama, y no tenía miedo de lanzarle pegado a los bateadores que osaran meterse en su terreno. Además brilló en el escenario más grande de todos, ante un estadio repleto de delirantes fanáticos en el Fenway.
"Probablemente Pedro fue algo similar a lo que fue Dwight en el sentido de que ambos eran mágicos," dijo Ron Darling. "La gente venía al estadio al ver el próximo gran partido. Uno no sabía si iba a ser un partido sin hits, o si no era un partido sin hits, al menos uno sabía que iba a ponchar por lo menos a 10 bateadores. Y, ¿quién sabe si este era el juego donde poncharía 15-16?"
Kerry Wood, 1998
Luego que Wood empatara el record de Grandes Ligas con 20 ponches en un juego en apenas su quinta salida en las Mayores, los coleccionistas inundaron las oficinas del Wrigley Field con llamadas telefónicas buscando los boletos que no se vendieron. Wood rechazó a Letterman y a Leno y dejó pasar la oportunidad de conocer a Michael Jordan antes de un juego de playoffs de los Bulls.Un empresario emprendedor diseño una camiseta basada en la campaña de "¿Got Milk (Tomaste Leche)?". Leía "¿Got Wood? (¿Tomaste madera?)" El impacto del partido de 20 ponches de Wood duró toda la temporada, con grandes concurrencias en cada aparición y las inevitables comparaciones con sus coterraneos texanos Nolan Ryan y Roger Clemens. "Hay un término nuevo usado en el béisbol en estos días: eléctrico," dijo esa temporada el veterano cazatalentos Gordon Lakey. "Como decir, 'Este tipo tiene una recta eléctrica', o 'Este tipo tiene una curva eléctrica.' Bueno, pues este tipo no es eléctrico. Es nuclear." El arraigo de Wood entre el público se volvió más aparente cuando los ejecutivos de TV trataron de encontrar maneras para capitalizar la manía que le rodeaba.
"La gente practicamente contaba los días hasta que él lanzaba," dijo Lynch, gerente de los Cachorros en el 1998. "Teníamos un juego de sábado en la tarde en Fox, y Randy Johnson estaba lanzando para Houston y Kerry estaba pautado para lanzar domingo. Recibimos una llamada de un productor de Fox preguntándome si podíamos poner na Kerry a lanzar con tres días de descanso el sábado para que lanzara frente a Johnson. Yo no le dije nada. Simplemente le colgué el teléfono."
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