A pesar de las bajas por lesiones, como la de Carlos Beltrán, y el pobre desempeño de lanzadores como Oliver Pérez, los Mets entraron al partido de ayer jugando para .500, a tres partidos y medio del primer lugar en la División Este de la Liga Nacional. El equipo ganó siete de sus previos 11 encuentros y, de momento, los rumores de despido del dirigente y el gerente general, se han disipado. De acuerdo a un análisis de David Waldstein, del periódico The New York Times, el repunte del equipo tiene su origen en el despertar ofensivo del dominicano José Reyes. A continuación, un extracto de lo publicado por el influyente diario.
No hay manera de saber por qué pasó, o qué lo motivó, pero el momento de demarcación es fácil de identificar: el 22 de mayo, en el sexto capítulo. Fue entonces, contra los Yanquis, cuando el viejo José Reyes (el dinámico, enérgico e influyente José Reyes), finalmente retomó su forma después de una prolongada recuperación de una lesión en una pierna desde el año pasado. Al llegar a esa entrada, Reyes estaba bateando apenas para .207, unos 79 puntos por debajo de su promedio de por vida al inicio de esta campaña. Sin embargo, todo cambió cuando bateó un sencillo al jardín derecho contra Chan Ho Park. En su próximo turno, sacó un hit contra Sergio Mitre. Al entrar al partido de anoche contra los Padres, Reyes había elevado su promedio en 52 puntos en apenas ocho partidos. Entonces, no es coincidencia que los Mets han estado ganando (y jugando para .500), otra vez.
El adagio de los Mets, de que el equipo tiende a ganar cuando Reyes se embasa y anota, ha retomado el sentido desde la semana pasada. La carrera del éxito podría continuar en junio o más allá, pero Reyes se ha convertido, otra vez, en la locomotora de la ofensiva de los Mets. Esta campaña, los Mets tiene marca de 18-5 en partidos cuando Reyes anota. Desde 2005, el equipo tiene registro de 266 y 109 cuando esto ocurre para un porcentaje de ganados de .709.
Unos números recientes formidables
Antes del partido de anoche, ha conectado 19 hits en sus últimos 36 turnos al bate para un promedio de .527, con nueve carreras anotadas, un jonrón, dos triples y tres dobles. La semana pasada, su porcentaje de slugging fue de .808, su porcentaje de embasarse fue de .536 y su promedio de bateo de .500 (de 26-13), y anotó siete vueltas. Hay muchos factores para explicar los recientes triunfos de los Mets, como el buen pitcheo, además de una concurrente productividad de Jason Bay y Ángel Pagán, pero Reyes es una vez más el catalizador. Cuando se embasa, los lanzadores tienen que preocuparse por su velocidad, y esto ayuda al resto de la alineación. Con Reyes como una amenaza de robo, o con la posibilidad de llegar de primera a tercera con un sencillo, los bateadores están más proclives a ver bolas rápidas o errores de lanzadores distraídos.
Desde el 20 de mayo de 2009, cuando Reyes salió de acción por el resto de la temporada por una lesión en el tendón de la corva, apenas ha jugado en 51 de 175 partidos posibles.
No hay manera de saber por qué pasó, o qué lo motivó, pero el momento de demarcación es fácil de identificar: el 22 de mayo, en el sexto capítulo. Fue entonces, contra los Yanquis, cuando el viejo José Reyes (el dinámico, enérgico e influyente José Reyes), finalmente retomó su forma después de una prolongada recuperación de una lesión en una pierna desde el año pasado. Al llegar a esa entrada, Reyes estaba bateando apenas para .207, unos 79 puntos por debajo de su promedio de por vida al inicio de esta campaña. Sin embargo, todo cambió cuando bateó un sencillo al jardín derecho contra Chan Ho Park. En su próximo turno, sacó un hit contra Sergio Mitre. Al entrar al partido de anoche contra los Padres, Reyes había elevado su promedio en 52 puntos en apenas ocho partidos. Entonces, no es coincidencia que los Mets han estado ganando (y jugando para .500), otra vez.
El adagio de los Mets, de que el equipo tiende a ganar cuando Reyes se embasa y anota, ha retomado el sentido desde la semana pasada. La carrera del éxito podría continuar en junio o más allá, pero Reyes se ha convertido, otra vez, en la locomotora de la ofensiva de los Mets. Esta campaña, los Mets tiene marca de 18-5 en partidos cuando Reyes anota. Desde 2005, el equipo tiene registro de 266 y 109 cuando esto ocurre para un porcentaje de ganados de .709.
Unos números recientes formidables
Antes del partido de anoche, ha conectado 19 hits en sus últimos 36 turnos al bate para un promedio de .527, con nueve carreras anotadas, un jonrón, dos triples y tres dobles. La semana pasada, su porcentaje de slugging fue de .808, su porcentaje de embasarse fue de .536 y su promedio de bateo de .500 (de 26-13), y anotó siete vueltas. Hay muchos factores para explicar los recientes triunfos de los Mets, como el buen pitcheo, además de una concurrente productividad de Jason Bay y Ángel Pagán, pero Reyes es una vez más el catalizador. Cuando se embasa, los lanzadores tienen que preocuparse por su velocidad, y esto ayuda al resto de la alineación. Con Reyes como una amenaza de robo, o con la posibilidad de llegar de primera a tercera con un sencillo, los bateadores están más proclives a ver bolas rápidas o errores de lanzadores distraídos.
Desde el 20 de mayo de 2009, cuando Reyes salió de acción por el resto de la temporada por una lesión en el tendón de la corva, apenas ha jugado en 51 de 175 partidos posibles.
DIARIO LIBRE
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