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SANTO DOMINGOLa revista Chicago Magazine publicó un largo reportaje sobre Sammy Sosa y su quebrantada relación con los Cachorros de Chicago, donde el ex toletero dominicano se quejó de la forma en que ha sido tratado por la organización que llevó al pináculo del béisbol a finales de la década de los 90 y principios del 2000.
Sí, es cierto que Sammy Sosa fue atrapado usando un bate con corcho. Sí, es cierto que Sammy Sosa es sospechoso de haber utilizado sustancias para mejorar el rendimiento algo que hasta la fecha no ha sido comprobado. Sí, es cierto que Sammy Sosa se fue temprano del último partido de la temporada del 2004 con los Cachorros de Chicago. Pero no menos cierto es que ese mismo Sosa fue quien le cambió la cara a la franquicia de la Ciudad de los Vientos. Sosa disparó 545 cuadrangulares vistiendo el uniforme de los Cachorros.
Pero también convirtió a un equipo que era el hazmerreír del béisbol en una organización atractiva y muy pero muy seguida. Mientras en la era previa a Sosa los Cachorros vendían como atractivo a Harry Caray y la famosa hiedra de los jardines, el dominicano ayudó a aumentar el atractivo del público de 2.0 a 2.8 millones de fanáticos en promedio entre 1998 y el 2003. Durante esa época también creció considerablemente la publicidad y los ingresos del conjunto que para esa época pertenecía a Tribune Co. Da mucha pena ver cómo los Cachorros decidieron destrozar mediáticamente al pelotero más querido de esa organización durante un período de tiempo considerablemente prolongado. Eso mismo no sucedió con Mark McGwire en San Luis, ni con Barry Bonds en San Francisco ni siquiera con José Canseco, quien fuera considerado el enemigo número uno del béisbol en una época. ¿Cuál fue el gran pecado de Sosa? Acoger todos los favoritismos que los mismos jefes de los Cachorros le brindaron durante mucho tiempo y que cuando ya esperaban cambiarlo prefirieron acabar con su figura.
El béisbol es un negocio rudo, muchas veces lo ha dicho Pedro Martínez en los últimos años, principalmente después que se acabara su contrato con los Mets de Nueva York. Pero para los que todavía vemos este negocio con cierto tipo de romanticismo, luce bastante chocante leer que Sosa le pidió a los Cachorros que lo dejaran retirarse oficialmente del béisbol el año pasado y que la nueva gerencia le rechazó su petición. Sosa solo quiere que le retiren su número 21, el cual ha sido usado por Milton Bradley, Jason Marquis y actualmente por Tyler Colvin, un novato del equipo. ¿Es eso tan difícil?
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