rllr en pelota
El próximo 31 de julio se cumple el 28 aniversario de la exaltación de nuestro inmenso Juan Marichal al Salón de la Fama del Béisbol de Estados Unidos, acontecimiento que marcó un hito en la historia deportiva mundial, ya que fue el primer latino en ingresar físicamente en el templo de los inmortales de Cooperstown, donde post mortem ya estaba allí el gran pelotero puertorriqueño Roberto Clemente, fallecido trágicamente en un accidente de aviación cuando aún era jugador estrella de los piratas de Pittsburgh el 31 de diciembre de 1972. Propicio es el momento, no sólo para recordar la fecha memorable del 31 de julio de 1983, sino para tomar una acción como Nación, la de realizar un gran acto nacional para honrar al más destacado lanzador dominicano de todos los tiempos.
Creo que ha llegado la hora de que se disponga a nivel oficial de una resolución con fuerza de ley para darle el merecido reconocimiento a la impronta beisbolera del llamado “Monstruo de la Laguna Verde”, imponiendo su nombre a una obra de la envergadura del Estadio Quisqueya, que es el justo homenaje que se le puede rendir al único dominicano que es miembro del Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas.
Un acto de esa naturaleza será la coronación de diversos homenajes que ha recibido este ilustre dominicano nacido el 20 de octubre de 1937 en Monte Cristi, recordando entre ellos la instauración de una estatua suya en la explanada del estadio de béisbol de los Gigantes de San Francisco en reconocimiento a su fecunda labor como serpentinero de ese equipo, Marichal se retiró en el año 1975, tras 16 años de actividad beisbolera, que comprendió 471 partidos, 3 mil 507 entradas, 243 victorias y 142 derrotas, 52 blanqueadas, 2 mil 303 ponches y efectividad de 2.89, lo cual es una hoja de servicios impresionante, impactante, hasta el momento insuperable por otro latino.
Tal como señala en uno de sus escritos el periodista y cronista deportivo Bienvenido Rojas, el primer pedestal entre los lanzadores nacidos en República Dominicana corresponde a Marichal por haber dominado una época de triunfos y logrado seis campañas de más de 20 victorias, amén de su ingreso al Salón de la Fama. De ahí que estemos remitiendo al Senado de la República una exposición condensada de motivos para que sea ponderada por los miembros del Hemiciclo, bajo la diestra conducción de su presidente, el honorable doctor Reinado Pared Pérez, y se prepare y se discuta de urgencia un proyecto de ley mediante el cual a partir del 31 de julio el Estadio Quisqueya pase a ser denominado “Estadio de Quisqueya Juan Marichal”.
Vista la grandeza incomparable de Marichal, el debate de ahora en adelante y hasta el 31 de julio, debe centrarse en este objetivo acariciado durante muchos años, y que no puede postergarse indefinidamente. Soy del criterio que Marichal marcó para siempre su nombre en el béisbol con letras de oro y justo es que se le reconozca en vida como ha hecho con él Estados Unidos. Confío en que el amigo Dr. Reinaldo Pared Pérez será un entusiasta y apasionado propulsor de la iniciativa legislativa en pro de colocar en el lugar que merece a la figura más alta y brillante del deporte nacido en el país. Pues justo es honrar al artista incomparable del box, quien con la magia de sus dedos supo combinar una diversidad de efectivos lanzamientos y con su peculiar manera de lanzar perpetuó su nombre en el béisbol de las grandes ligas.
Creo que ha llegado la hora de que se disponga a nivel oficial de una resolución con fuerza de ley para darle el merecido reconocimiento a la impronta beisbolera del llamado “Monstruo de la Laguna Verde”, imponiendo su nombre a una obra de la envergadura del Estadio Quisqueya, que es el justo homenaje que se le puede rendir al único dominicano que es miembro del Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas.
Un acto de esa naturaleza será la coronación de diversos homenajes que ha recibido este ilustre dominicano nacido el 20 de octubre de 1937 en Monte Cristi, recordando entre ellos la instauración de una estatua suya en la explanada del estadio de béisbol de los Gigantes de San Francisco en reconocimiento a su fecunda labor como serpentinero de ese equipo, Marichal se retiró en el año 1975, tras 16 años de actividad beisbolera, que comprendió 471 partidos, 3 mil 507 entradas, 243 victorias y 142 derrotas, 52 blanqueadas, 2 mil 303 ponches y efectividad de 2.89, lo cual es una hoja de servicios impresionante, impactante, hasta el momento insuperable por otro latino.
Tal como señala en uno de sus escritos el periodista y cronista deportivo Bienvenido Rojas, el primer pedestal entre los lanzadores nacidos en República Dominicana corresponde a Marichal por haber dominado una época de triunfos y logrado seis campañas de más de 20 victorias, amén de su ingreso al Salón de la Fama. De ahí que estemos remitiendo al Senado de la República una exposición condensada de motivos para que sea ponderada por los miembros del Hemiciclo, bajo la diestra conducción de su presidente, el honorable doctor Reinado Pared Pérez, y se prepare y se discuta de urgencia un proyecto de ley mediante el cual a partir del 31 de julio el Estadio Quisqueya pase a ser denominado “Estadio de Quisqueya Juan Marichal”.
Vista la grandeza incomparable de Marichal, el debate de ahora en adelante y hasta el 31 de julio, debe centrarse en este objetivo acariciado durante muchos años, y que no puede postergarse indefinidamente. Soy del criterio que Marichal marcó para siempre su nombre en el béisbol con letras de oro y justo es que se le reconozca en vida como ha hecho con él Estados Unidos. Confío en que el amigo Dr. Reinaldo Pared Pérez será un entusiasta y apasionado propulsor de la iniciativa legislativa en pro de colocar en el lugar que merece a la figura más alta y brillante del deporte nacido en el país. Pues justo es honrar al artista incomparable del box, quien con la magia de sus dedos supo combinar una diversidad de efectivos lanzamientos y con su peculiar manera de lanzar perpetuó su nombre en el béisbol de las grandes ligas.
DIA DEPORTIVO
No hay comentarios:
Publicar un comentario