IMPACTO LATINO EN LAS MAYORES

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BRISTOL

El inicio de la idea de explorar el impacto de los jugadores latinoamericanos en las Grandes Ligas, nace de la creciente cifra anual que emite Major League Baseball, que refleja el porcentaje de jugadores extranjeros que militan en la plantilla de equipos grandes para el inicio de la temporada. Sin embargo en nuestras reuniones preliminares antes de salir a los terrenos y estudiar la actualidad del tema, teníamos claro ciertos puntos: 

- El flujo de peloteros latinoamericanos hacia las mayores no es nada nuevo.

- Se ha avanzado mucho en los temas de adaptación cultural, información, identidades, esteroides y repartición de bonos.

- Los niños y jóvenes que sueñan con el béisbol como carrera vienen primordialmente de los sectores sociales más necesitados.

- Cada país que produce peloteros de exportación tiene un camino totalmente distinto hacia las Grandes Ligas.

Nuestra idea entonces era ofrecer una mirada muy actual del ciclo completo del béisbol profesional en los Estados Unidos y responder a la interrogante de ese constante crecimiento del porcentaje de latinos en el más americano de los juegos. Una idea que mantuvimos viva durante la producción de este reportaje fue pensar que el béisbol de las Grandes Ligas en estos tiempos, son un reflejo de la diversidad de la sociedad americana, basándonos en que este deporte profesional refleja de alguna manera una similitud con la repartición demográfica de este país en los inicios de la segunda década del siglo veintiuno. 

El detalle es que los inmigrantes llegan a los Estados Unidos, hacen vida y tienen su descendencia, la cual también es contada como parte de ese conglomerado cultural migratorio. Por su parte, el béisbol se limita a importar talento sin importar de donde venga. Y hoy la cantidad de esa importación está en su punto más alto y con tendencia a seguir creciendo por el éxito de estos jugadores para sus equipos. Partiendo de estas premisas nos aventuramos a conversar con jugadores y gente de béisbol de todos los niveles. Teniendo como base de operaciones a nuestros estudios en Bristol, Connecticut, nuestro reportero Enrique Rojas haría su viaje anual hacia los campos de Florida. Posteriormente, Enrique partiría a la República Dominicana, para visitar los lugares donde se forma el sueño de jugar béisbol en la nación que más peloteros produce fuera de los Estados Unidos, y que bien representa la forma de trabajo y destino de los demás países. 

Mientras recibíamos noticias y transcripciones de las conversaciones con súper estrellas en Florida, como Mariano Rivera, Albert Pujols y Adrián González, conocíamos más y más historias tristes con finales felices. En el caso de este tipo de atletas, se repite el patrón del chico con necesidades que trabajo en perfeccionar su talento para el juego hasta conseguir un ansiado contrato con un equipo profesional. De ahí la lucha interna y cultural de adaptación a un nuevo lugar por parte de chicos muy jóvenes y fuera de sus hogares por primera vez, y su fuerza para concentrarse en el juego y alcanzar la meta de llegar a las mayores, para luego luchar por mantenerse y hacer de esta carrera un negocio personal y lucrativo para levantar a sus familias. 

"Para el jugador latino todo es una necesidad", nos dice el elocuente mánager venezolano Oswaldo Guillén, en el campo de los White Sox en Arizona. "Uno siempre está pasando necesidades, si estás practicando necesitas un contrato, si tienes el contrato necesitas jugar bien, si llegas a las mayores necesitas mantenerte y si te mantienes necesitas salud para hacer dinero y si haces dinero necesitas cuidarlo porque no sabes hasta cuando dura esta carrera que está siempre llena de necesidades". Sus palabras encajaban con una frase que trajo Enrique de sus conversaciones con los chicos, los scouts y los "buscones" en la República Dominicana. Existe una "urgencia de éxito" en este negocio. Un chico le dijo a Enrique: "No sólo quiero ser un pelotero, sino que necesito ser un pelotero". Cuando el deporte es necesario para la subsistencia, hablamos de que el enfoque es total y los resultados se ven reflejados en la cantidad de dinero que los equipos de Grandes Ligas invierten cada año en firmar peloteros alrededor de América Latina, siendo Dominicana y Venezuela los países donde más se invierte. 

Mi carrera como periodista me ha llevado a cubrir béisbol en casi todas las ciudades de este continente donde este deporte se juega profesionalmente, tanto en las Grandes Ligas como en nuestros países; pero mientras rodábamos por el área de Phoenix pude darme cuenta de algo bien particular. El área de Phoenix y sus suburbios circunvecinos, creo que es el espacio donde más campos de béisbol por persona deben existir en este mundo. No sólo lo notamos nosotros. El receptor puertorriqueño de los Cubs Geovany Soto se refirió a este tema cuando visitamos el parque de la ciudad de Mesa. "¿Ustedes han visto cuantos parques de pelota hay en esta ciudad? En cada esquina hay un terreno en óptimas condiciones. Imagínense si en nuestros países hubiese este tipo de instalaciones donde hasta los niños tienen sus jaulas de bateo. ¿Cuántos peloteros más tendríamos?" 

Tal parece que el no contar con esa infraestructura y condiciones óptimas características del desarrollo de servicios públicos en una ciudad, aspecto que escasea en todas las ciudades de béisbol desde Cartagena hasta Mexicali, le da a nuestros chicos una motivación más para hacer del béisbol su modo de vida. Sus sueños se labran entre bates y guantes viejos, pelotas desgastadas, terrenos de arena y entrenadores oportunistas buscando un pedazo del posible bono en dólares que puedan lograr estos chicos. Nuestra investigación incluyó un suculento almuerzo preparado por Omar Vizquel en su apartamento en Chicago, para mostrarnos sus capacidades culinarias y como postre una muestra gratis de sus pinturas y su arte en su tiempo libre. De esta manera pudimos ver cómo vive aquel que cristaliza este sueño que comenzó con todas las dificultades. ¿Quién mejor que Vizquel para ejemplificarlo? 

¡De todas maneras, alguien tiene que sacrificarse y comer sabroso! Todo sea por la investigación periodística.

En todas las conversaciones de béisbol la constante fue la barrera del idioma y la cultura de nuestros chicos en este mundo distinto que representan los Estados Unidos, con sus anécdotas, cuentos y ocurrencias por no saber inglés. Y aun sabiendo y en un alto nivel, comparto con ustedes esta vivencia. Llegamos temprano en la mañana al dugout de los Diamondbacks de Arizona y el equipo estaba dividido en tres grupos en el clubhouse. En un lado estaban los jugadores venezolanos: Gerardo Parra, Henry Blanco, Miguel Montero, Juan Gutiérrez, Melvin Mora y Armando Galarraga solos en su propio círculo de confianza jugando cartas. En otro grupo los jugadores afroamericanos, grupo que incluían al dominicano Esmerling Vázquez, todos compartiendo y escuchando música. 

En un tercer grupo el resto de los jugadores, todos norteamericanos blancos. En el medio de la división del clubhouse, donde cada uno busca inevitablemente su zona de confort, entró el lanzador Mike Hampton, pidió la atención de todos y les dijo: "Muchachos, sólo les quiero decir que acabo de hablar con el gerente del equipo y he decidido retirarme del béisbol. Muchas gracias a todos y que tengan buena temporada". Hampton comenzó a estrechar la mano de todos quienes expresaron su respeto por una brillante carrera. Sin embargo, la última y más emotiva parada en el clubhouse fue ante el grupo de los blancos. "Es algo inevitable", dice Melvin Mora. "Cada quien se junta con quienes más cómodo se siente, pero eso no quiere decir que hay división, al contrario, todos nos respetamos, somos un equipo, nos queremos como una familia. 

Hoy en día los americanos nos respetan por lo que somos en el terreno y fuera de él y ese es el mayor logro que como latinos hemos logrado en este juego; el respeto a lo que somos." Todo esto, mientras sonaba un tema del salsero Tito Nieves en el reproductor de música del clubhouse. 

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