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COOPERSTOWN, Nueva York
Justo como había prometido, Roberto Alomar entró a Cooperstown hablando español, idioma con el que se comunican alrededor de 500 millones de personas en el mundo y el principal simbolo de identidad de una gran mayoría de los pueblos latinoamericanos. El ex-intermedista puertorriqueño comenzó en español su discurso de agradecimiento durante la ceremonia de exhaltación del Salón de la Fama de Grandes Ligas, el domingo en Cooperstown, Nueva York. Alomar fue elevado a la inmortalidad deportiva junto al ex-lanzador Bert Blyleven y el antiguo ejecutivo Pat Gillick. "A todo Puerto Rico y todos los latinos que están aquí en este día tan especial, me siento bien orgulloso de ser puertorriqueño", dijo Alomar, provocando una ruidosa celebración de los boricuas que estaban entre las 17,500 personas que presenciaron el acto.
"Gracias Puerto Rico por estar aquí. A todos los que están en Puerto Rico escuchando y viendo por televisión, los llevo en mi corazón", dijo para finalizar su alocución en español y luego proceder a seguir en inglés. En realidad no es la primera vez que se habla español en Cooperstown. Es algo que ya hicieron en el pasado Cepeda, el dominicano Juan Marichal, el venezolano Luis Aparicio, el panameño Rod Carew y el cubano Tany Pérez. Pero el discurso completo de Alomar desde ya puede ser considerado uno de los mejores de todos los tiempos y el más importante ofrecido por uno de los miembros latinoamericanos del Salón de la Fama. "Fue tremendo discurso, otra razón para sentirse orgulloso de los peloteros latinoamericanos, sobre todo en Puerto Rico, una isla tan pequeña", dijo Cepeda, quien fue electo por el Comité de Veteranos en 1999.
"Mi corazón es mitad puertorriqueño y mitad canadiense", dijo Alomar. "Hoy sentí el cariño que Puerto Rico tiene por uno, aunque siempre pensé que me quería, igual que los otros latinos". "Pero lo de hoy fue algo impresionante, es un día que voy a recordar toda mi vida. Puerto Rico y los latinos son bien grandes, y como dije anteriormente esa bandera la llevo dentro de mi corazón y la representé con mucho amor", apuntó. Para que la fiesta de Alomar fuera completa, solamente faltó que se interpretara "La Borinqueña", el himno nacional puertorriqueño. "No tengo la potestad de decirle a ellos [los organizadores] que himnos deben tocar, pero si fuera por mí habría tocado La Borinqueña", dijo.
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