rllr en pelota
Arlington, Texas. Nelson Cruz transita con la doble personalidad de los personajes de los cartones animados: fuera del terreno es todo un caballero, manso como cordero. Con el uniforme, es toda una fiera que no sabe hacer nada suave. Ahí radica el dilema de Cruz, a quien ya le advirtieron que debe ser más juicioso a la hora de apretar el acelerador, ya que Texas necesita más de su presencia.
“Yo tengo que aprender a calmarme”, admite el jardinero de los Vigilantes a El Caribe. “Me lo han dicho en el equipo, mis compañeros también me hacen referencia a que tengo que controlar más ciertas situaciones”. Cruz ha jugado toda su vida como si cada batazo es el último del juego. Pero lesionarse por un rodado que es out en el 99 por ciento de las veces, entonces enfada al gerente y a los que pagan. “Si es out, es out. Eso es verdad. No hago nada con querer dar un hit dentro del cuadro en cada turno, cuando mi función debe ser otra”, expone el patrullero que en tres ocasiones este año ha visitado la lista de incapacitados. A pesar de perderse casi dos meses de temporada, Cruz se encamina a poner números más que decentes. Sin la jornada de ayer, su promedio está en .321 con 21 cuadrangulares y 75 remolcadas en 364 turnos. De haber consumido 100 apariciones más, los 30 jonrones y las 100 impulsadas fueran un hecho.
Consejos de Vladimir. Vladimir Guerrero, el ídolo de Cruz, ha sacado tiempo para conversar con Nelson al respecto. “Él tiene que entender que la temporada son seis meses. No se puede dar hits en todos los turnos”, dice Guerrero. “Hay que ser cuidadoso con las lesiones”.
“Yo tengo que aprender a calmarme”, admite el jardinero de los Vigilantes a El Caribe. “Me lo han dicho en el equipo, mis compañeros también me hacen referencia a que tengo que controlar más ciertas situaciones”. Cruz ha jugado toda su vida como si cada batazo es el último del juego. Pero lesionarse por un rodado que es out en el 99 por ciento de las veces, entonces enfada al gerente y a los que pagan. “Si es out, es out. Eso es verdad. No hago nada con querer dar un hit dentro del cuadro en cada turno, cuando mi función debe ser otra”, expone el patrullero que en tres ocasiones este año ha visitado la lista de incapacitados. A pesar de perderse casi dos meses de temporada, Cruz se encamina a poner números más que decentes. Sin la jornada de ayer, su promedio está en .321 con 21 cuadrangulares y 75 remolcadas en 364 turnos. De haber consumido 100 apariciones más, los 30 jonrones y las 100 impulsadas fueran un hecho.
Consejos de Vladimir. Vladimir Guerrero, el ídolo de Cruz, ha sacado tiempo para conversar con Nelson al respecto. “Él tiene que entender que la temporada son seis meses. No se puede dar hits en todos los turnos”, dice Guerrero. “Hay que ser cuidadoso con las lesiones”.
Menos robos de base
Nelson tiene 15 bases robadas, pero en los meses que más se estafó (abril, mayo y julio), le esperó la lista de lesionados. “Me gusta hacerlo, pero creo que solo lo haré cuando sea necesario”, aclara. “Mis energías deben ser para otra cosa”, apunta.
La otra cara
La otra cara
Nelson Ramón Cruz creció en una casa de mucha disciplina, donde había que estudiar primero, luego trabajar y después aparecía el tiempo de la diversión sana. Amante del baloncesto y enfermo con Michael Jordan, Nelson tuvo unos dimes y diretes familiares para dejar la cancha por la pelota. “No fue fácil, porque lo mío era jugar basket”, cuenta el patrullero. “Si me querían encontrar, era en la cancha”, añade. Pero “Air Cruz” tenía que pagar su cuota como estudiante de calidad, máxime si sus padres eran educadores, y trabajar con su tío en un taller de mecánica para maquinarias pesadas.
“Yo te desarmaba cualquier tractor de la época”, dice Nelson sobre su infancia y adolescencia a finales de los ’80 y mediados de los ’90. “Fue una gran experiencia porque aprendí a tener responsabilidad”, comenta. “Vivía entre tuercas, grasa y eso, pero desde ahí comencé a ver el valor de las cosas”. Aunque espera tener una carrera larga en el béisbol de las Grandes Ligas, Nelson espera concretar otro sueño que lleva años acariciándolo. “Quiero ser piloto”, afirma sin tapujos. “A mí me fascinan los aviones, ese mundo, todo lo que envuelven”, expresa. “Soy tan enfermo con eso que en el avión del equipo me voy para la cabina para que me muestren cosas”, revela.
“Yo te desarmaba cualquier tractor de la época”, dice Nelson sobre su infancia y adolescencia a finales de los ’80 y mediados de los ’90. “Fue una gran experiencia porque aprendí a tener responsabilidad”, comenta. “Vivía entre tuercas, grasa y eso, pero desde ahí comencé a ver el valor de las cosas”. Aunque espera tener una carrera larga en el béisbol de las Grandes Ligas, Nelson espera concretar otro sueño que lleva años acariciándolo. “Quiero ser piloto”, afirma sin tapujos. “A mí me fascinan los aviones, ese mundo, todo lo que envuelven”, expresa. “Soy tan enfermo con eso que en el avión del equipo me voy para la cabina para que me muestren cosas”, revela.
EL CARIBE
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